24.

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No dijimos ni una sola palabra en el trayecto, tan solo me dedique a seguirlo. Fue entonces cuando nos acercamos a la cafetería que su mano se alejó de la mía y se dio la vuelta, con cierta distancia, para contemplarme con sus ojos oscuros.

-Ve con Max.

Tan solo fue un momento mientras vislumbraba aquel enfado en su expresión, cuando me acerqué hacia a la entrada y revisé el lugar atestado de ya muchos estudiantes. Cuando di con Max, él ya estaba acompañado por varias personas. Me habría acercado, pero primeramente no tenía ánimos de estar con más gente y además, no me sentía bien llegando en ese momento. Cuando Max y yo estábamos solos y alguien se sentaba con nosotros, estaba bien porque era decisión propia. Pero llegar a sentarme cuando ya había más gente me hacía sentir como inoportuna.

Así que me aparte de la entrada y comencé a andar.

-¿Qué estás haciendo? -me reclamó Allen con notable enojo.

-Max tiene compañía y no quiero estar ahí -le contesté sin dejar de caminar, él seguía mi paso.

Me imaginé si hubiera entrado a la cafetería y hubiera tomado un campo cerca de Max, como me hubiesen mirado los demás, como entrometida. Como que no debía estar allí, por las razones que él mismo Steve había dicho y que los demás no habían admitido, no al menos en mi cara, porque además era poco probable que me hablaran.

Allen me siguió en silencio y a unos centímetros de distancia. Cuestioné por qué lo hacía pero tan solo proseguí el camino hacia la biblioteca. Una vez allí, busque un lugar y cuando encontré una mesa libre fui allí y tome asiento. Deje mi mochila en el suelo y luego puse mis brazos en la mesa para recostarme en ellos y a la vez esconder mi cara.

Cerré los ojos, concentrándome en mi respiración y solo eso.

Aprecié como Allen tomaba asiento también, pero no quise hablarle. No tenía ánimos, me pregunté que había logrado escuchar de las cosas que había dicho Steve y los demás y como eso me hacía sentir vergüenza.


Pero cambie de pensamiento cuando comencé a sentir hambre y dude si debía hacer algo al respecto, si debía ir en busca de algo y si al final sería capaz de comerlo.

Entonces la silla de Allen se movió y sin observarle, percibí como se marchaba. Aunque me hizo sentir algo mal, sentí alivio, porque estaba apenada y sin saber qué hacer en su presencia. Solo indague un poco sobre donde había ido y que estaría haciendo.

Después de un rato, donde había ocupado mi momento por diversos pensamientos y mis brazos comenzaban a dormirse, alguien tiró algo a mi lado, en la mesa. Saqué la cabeza dentro de mis brazos adoloridos y confundida contemple la bolsa de papel, luego desvié la mirada hacia Allen, que se encontraba de nuevo a mi lado, parado de forma demandante con sus manos metidas en los bolsillos.

-Es un sándwich de crema de maní con jalea, una manzana y un jugo de naranja. Eran dos sándwich, pero tenía hambre, lo siento. Espero que con eso tengas.

Y no se esperó a mi respuesta, se dio la vuelta y se marchó. Me quedé titubeante un rato, tratando de procesar sus acciones.

Me atreví a tomar la bolsa, con curiosidad de su contenido. Efectivamente era lo que él había dicho, me debatí si era buena idea comer aquello y terminé cediendo. Mientras tomaba algo de jugo de naranja, le agradecí mentalmente, por la comida y por lo demás.

Casi terminando, Max me envió un mensaje y yo le di una respuesta corta. Y mientras esperaba encontrarme con él en la próxima clase, me pregunté si era lo correcto decirle lo que había ocurrido con aquellos chicos, pero temía que se metiera en problemas.

Black AngelsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora