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En Navidad, estuve con mi hermano. Tomamos chocolate caliente con suéteres navideños, cantamos villancicos, y nos dimos regalos.

Nada raro.

Sin embargo el 31 de diciembre de 1986, fue un día... jodido. Una buena forma de la palabra.

En la mañana, desperté, me senté en el borde del colchón, me estiré y bostecé, para luego ponerme mis pantuflas. Unas que tenia desde que tengo memoria, amarillas con una carita feliz. Estaban desgastadas.

Aparecí en la cocina para toparme a Zack mirando algún show en la T.V, desayunaba unos huevos con una taza de café.

-Buenos días.-Sonrió al verme.

-Hola.-Dije sin ganas.

-Ahora te llamó Brendon.

-¿Qué?-Exclamé volteándolo a ver. Sirviéndole una taza de café.

-Llámalo, no sonaba importante pero quien sabe.-Se encogió de hombros.

-Luego llamaré.-Le resté importancia dándole el primer sorbo al café. Estaba caliente, sentí como bajó hasta mi estómago calentándome todo el cuerpo.

-Cada vez te veo más flaco.-Comentó mirando mi abdomen desnudo.

-Cállate. No te pedí opiniones.

Solía dormir sin camisa, y solo con los básicos pantalones de cuadros. Así que la mayoría de mañanas mi hermano me veía el pecho al aire. No me avergonzaba, era un cuerpo normal.

-Solo digo, que desde que... bueno tú sabes, has dejado de comer.

-Otra vez, no te pedí opiniones.

-Bueno, me callo.

-Cierra la boca, tú cada vez estás más gordo y nunca te digo nada.

Dejó salir una sonrisa y siguió comiendo.

Me acerqué a la pequeña mesita donde estaba el teléfono rojo con un cable rizado. Junto a el mi hermano y yo teníamos una pequeña libreta donde apuntábamos los números de las personas que quizás quisiéramos llamar.

Familia, algunos amigos, y Brendon.

Dejé la taza de café en la mesa y marqué su número.

Contestó al cuarto timbre.

-¿Hola?-Oí del otro lado.

-¿Brendon? Soy Tyler...

-¡Ty! Que emoción oírte, quería preguntarte algo.

-Sí, me dijo Zack. ¿Que pasa?

-Bueno, para despedir el año, queríamos hacer una fiesta, te juro que no es nada muy grande, ¿eh? Solo ya sabes, los del instituto. Será en mi apartamento, sabes donde es, ¿no?

-Sé donde queda tu apartamento pero, no lo sé, no eh ido a fiestas desde...

-Lo sé, lo sé, pero no es nada de otro mundo, nos encantaría que te pasaras un rato, sabes que siempre estás invitado.

-Gracias Brendon, lo tomaré en cuenta, cuídate, si? Adiós.

-Adios.

La llamada se cortó, dejé el teléfono donde lo encontré en un principio, y tomé otro sorbo de café.

-¿Saldrás esta noche?-Preguntó Zack terminando su desayuno.

-No lo sé. ¿Tu?

-Chloe me invitó a cenar con su familia, puedes venir si gustas...-Chloe era la novia de mi hermano.

-No. Creo que me quedaré con una cerveza mirando películas.

-¿En Año Nuevo?-Exclamo ofendido como si hubiera dicho algo sin sentido.

-¿que hay de malo en eso?-Fruncí el ceño.

-Bueno, tú sabrás, si no vas con Brendon vienes conmigo porque tampoco pienso dejarte solo.

-Claro.-Dije sin problema. Terminándome la taza de café.

En la tarde, Zack se despidió y le dejó solo.

No me molestaba en absoluto quedarme por mi cuenta en Año Nuevo, es decir el año pasado ni siquiera estuve consciente así que no sería nada. Me daba igual.

Sin embargo, a las siete de la noche Jordan llamó para asegurarse de que estuviera bien. Que sí, lo estaba.

Había tomado dos botellas de cerveza que estaban guardadas en la refrigeradora.

Me miré en el espejo del baño, y suspiré.

Tomé mi chaqueta, y me puse unos jeans junto a mis converse negras y fui al apartamento de Brendon.

El clima estaba fresco, algo frío, pero soportable. Brendon vivía en unos apartamentos, no muy lejos de donde yo estaba con mi hermano.

El departamento de Brendon era el último, en el último piso. Así que tenía una azotea.

Toqué la puerta y la pelirroja que años atrás me había ayudado con Joshua estaba ahí. Se veía más adulta. Pero su sonrisa era la misma.

-¿Tyler?-Se impactó.

-Debby.-Saludé algo tímido con las manos en mis bolsillos.

-Por Dios, ¡pasa!-Se hizo a un lado.

Como dijo Brendon, solo eran los del instituto. Gente que juraba no haber visto de hace años. Willow, Debby, Austin, Debby, y quizás un par de rostros más.

El apartamento era acogedor, algo totalmente distinto a la que creerían que es el departamento de Brendon. Las luces amarillas de las lámparas que colgaban lo hacían aún más acogedor.

Un disco de vinilo con jazz sonaba de fondo, un par de botellas de vino yacían sobre la mesa.

En la azotea, estaba Brendon con un par de personas más.

Nos saludamos, vimos la vista de la ciudad desde ahí, vimos cada farola, cada auto, cada luz de cada ventana... fue lindo.

Brindamos, bailamos, y tomamos un poco no lo voy a negar. Incluso fumé un cigarrillo que tenía tanto tiempo de no tocar uno.

Recibimos el Año Nuevo en esa azotea, todos juntos, personas que anteriormente nunca pensé que estaría aquí.

Incluso nos quedamos un rato más ahí. No sé cuento. Cuando miré el reloj que colgaba en una pared ya eran las cuatro de la mañana.

Me despedí de todos y caminé a casa.

1 9 8 5//[tysh/joshler]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora