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Nervioso. Eso es lo único que sentía desde ese día. Putos nervios. Cada que cruzaba miradas o palabras con él, sentía como la piel se me ponía de gallina, y como a aveces ni siquiera escuchaba lo que decía, solo veía sus labios moverse gritándome que los besara.

Incluso llegué a la conclusión de que podría gustarme Tyler, o tal vez, solo estaba con tantas preguntas que me confundí solo. Sabía que hablar con mi padre sobre chicos no era algo que a él le gustase cuando normalmente hablábamos de mujeres, si ya tenía novia o algo por el estilo. Él era el típico "hombre de familia" que quiere que tenga una esposa perfecta y todas esas cosas estereotipadas que le implantan a alguien que fue criado en los cuarentas. Pero estaba vez era un él. Entonces no estaba muy seguro de que hacer.

Pasé toda la semana intentando descubrir alguna manera de preguntarle a mamá si lo que había comenzado a sentir estaba bien o no. A mamá no sé por qué. Quizás era más tranquila, o tenía un poco más de confianza en ella. Estaba rezando para que por favor no le dijera nada a mi padre porque estaba seguro que si mi padre se enteraba sería la gritada del año. ¡Que va... del siglo!

Estaba acostado en mi cama fingiendo estar dormido cuando escuché el auto de mamá llegar. Respiré hondo porque sabía que el momento era ahora. Me estaba ahogando solo y necesitaba de verdad hablar.

Bajé los escalones mirando mis pies descalzos, mamá después de trabajar siempre iba a la cocina por algo de tomar, leche, agua, o algún jugo.

La luz de la cocina ya estaba encendida y ahí estaba con su uniforme, y un vaso de agua.

-¿Que haces despierto a esta hora?-Me miró de arriba abajo.-¿Y por qué estás descalzo? ¿No te he dicho que te puedes enfermar si no tienes aún que sea calcetines?

-Necesito hablar contigo.-Ignorando sus comentarios respiré hondo.

-¿Pasa algo?- Se acercó preocupada.

-Mamá te pido por favor no le digas nada a papá, ni a Jordan.

-¿Cómo crees? Anda dime.-Se sentó en un taburete y yo en el de al lado. 

-Es que...-Susurré.-Creo que me gusta... me gusta un chico.-Tragué con nervios que sentía el corazón a punto de explotarme. No fue tan fácil de soltarlo, había practicado en mi habitación frente al espejo en como decirlo y buscar las palabras correctas. Había escrito en papel un discurso que pensaba leer, luego lo arrugué y tiré por el retrete al ver lo absurdo que se veía eso.

-Muy buen, ¿y eso que? Qué pasa?-Se quedó mirándome como si no le hubiera dicho nada, esperando a que añadiera algo más.

-Eso.

-¿Eso?-Sonrío.-Ay mi amor.-Soltó una risita y se levantó para abrazarme.-Lo supe.-Susurró a mi oído.

-¿Qué?-Exclamé apartándola para mirarla.

-¿Recuerdas es día que tú amiguito vino a comer sopa? La primera vez, que fuiste con tu padre y tu hermano al supermercado. -Asentí.- Bueno, te dije que te veía muy distraído, no?

-Ay no puede ser.-Hundí mi rostro en mis manos.

-Bueno, Josh eso no está mal, siempre vi una química rara entre ustedes, no le diré a tu padre ni a tu hermano, tú decidirás si les dices o no. Y tú sabrás cuando. Te amo mi cielo, gracias por tenerme la confianza de decirme.-Me quitó las manos de la cara y me abrazó una vez más.

-Es que, no sé qué pasó, es algo que estuve dudando mucho, pero no sé, siempre tuve claro que me gustaba Debby y...

-Joshua, no te engañes tú solo, porque Debby no te gustaba, es linda chica bastante dulce, pero no te gusta te atrae, y él sí te gusta.

-¿Cómo sabes eso?- Dije extrañado. Porque tenía razón. La tenía siempre.

-Es mi sexto sentido, poderes de mamá.-Acarició mi mejilla.-Josh escúchame, como mamá, lo único que quiero es verte feliz, a ti y a tu hermano. No me interesa mi amor mientras tú estés feliz me basta y me sobra. No ocultes quién eres, no te engañes solo diciendo que te gusta alguien cuando no es así. Yo te amo.

-Gracias mamá.

La abracé tán fuerte que luego se me cansaron los brazos. Me sorprendía porque tenía razón en todo, jamás me planteé la idea de estar "engañándome solo" pero así era. Y así fue desde el principio. Debby no me gustaba, y si lo llegó a hacer no fue de la misma manera. Tyler desde el principio se metió en mi cabeza sin lograr salir de ahí en ningún momento.

Me gustaba.

Tyler Jospeh me gustaba.


~Tyler~

En la madrugada me escapé por la ventana de mi habitación esperando no haber despertado a ninguno de mis hermanos. Mi padre aún no llegaba y eso era bastante bueno.

Fui al parque donde jugaba baloncesto el primer día que conocí a Dun, con su cabello rizado, sus ojos achinados, y sus brazos musculosos. Debería ser totalmente ilegal ser tan apuesto.

Desde ahí supe que Joshua me volvería loco. Me mandaría el psicólogo de nuevo. Me haría hablarle a mi psicóloga de él en cada cita.

Me prendí un cigarro y me senté en el centro de la cancha a pensar en eso.

El día que dormí en su casa, las cobijas, y almohadas tenían su olor impregnado. Le di un vistazo a su colección de casetes y vinilos. Observé sus posters, y simplemente quise darle una mirada al lugar donde pasaba más tiempo.

El día que fuimos al solo de patines... mierda que día tan bonito. Podría repetirlo mil veces. Sonrió tanto ese día, que fue imposible borrar esa sonrisa de mi cabeza.

En la clase la maestra Roberts, Dun siempre intentaba poner atención y tomar apuntes a diferencia de mi que lo miraba a él.

En febrero, el catorce. Cuando invitó a Debby al cine, no pude evitar tensar la mandíbula, sentí un bombeo en el pecho, así que si iba a ir al cine con ella, yo también iría.

Invité a Jenna, ella era mi disfraz, no podía llegar solo, así que se me ocurrió invitarla a ella. Jenna y yo no éramos nada, nos besamos pero nada más. Eso éramos ella y yo un "nada más". Así nos convertimos como en herramientas para el otro. No voy a negar que si llegamos a cosas un poco más picantes en algún momentos, besos y un par de tocadas pero listo. Eso era lo que había entre ambos. Solo estábamos para basarnos y tocarnos. Nos usábamos y ambos estábamos conscientes de eso.

No fue en mal plan, al principio sólo quería molestarlo. En el cine, las mirada que cruzamos fueron tensas,  ya desde ahí quería comerle la boca. 

No me gustaba preocuparlo, por eso cuando me sentía mal prefería guardármelo para mi, pero de alguna manera el siempre daba en el clavo. Era como mi medicina.

Desde el incidente en el parque, después de mi pelea con Axel, ese día me le acerqué tanto que ganas de besarlo ahí mismo me sobraron, hice cualquier intento para que él se lanzara a mi sin ningún éxito claro. Nos hicimos miraditas tán seductoras que me dijeron mil palabras que no supe cómo interpretar. Solo que cuando llegué a casa casi quiebro el espejo del baño de un puñetazo por sentirme tan estúpido. ¡Debí besarlo joder!

Tuve muy en cuenta de que él estaba enamorado de Debby desde el primero momento. Pero no pude evitarlo. Caí. Desde el primer día que le vi en este parque caí.

Caí por Joshua Dun.

1 9 8 5//[tysh/joshler]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora