Prefacio

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Mew Suppasit era famoso en la universidad a la que asistía, no habia absolutamente nadie que no conociera su nombre o siquiera su rostro, todos estaban enterados de lo poderosa que era su familia y por lo tanto era tan temido como amado

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Mew Suppasit era famoso en la universidad a la que asistía, no habia absolutamente nadie que no conociera su nombre o siquiera su rostro, todos estaban enterados de lo poderosa que era su familia y por lo tanto era tan temido como amado.

Desde pequeño su vida había sido solitaria, sus padres eran personas ilustres que prácticamente se la pasaban en eventos sociales (cuando no estaban con sus amantes respectivamente), las únicas formas de verlos era cuando necesitaban que posara junto a ellos para una revista importante donde finjan ser una familia feliz o para acompañarlos a una de sus tantas cenas de gala.

Realmente odiaba su vida de lujos, estaba consciente de que era afortunado por no tener carencias económicas, pero por momentos en la soledad de su habitación deseaba tener un poco del amor de sus progenitores sin importar que comiera solo panes duros y agua.

Una de las cosas que realmente odiaba de ser rico era que la mayoría de las personas que se acercaban a él era para obtener beneficios y eso era algo que no soportaba, con el pasar de tiempo y en su adolescencia descubrió a más de uno de sus amigos hablar mal de él a sus espaldas sin remordimiento alguno, más de una vez aquellos que dijeron apoyarlo se burlaron de su orientación, incluso sus profesores lo trataban como una divinidad, por lo que cerró su corazón e ignoro a todos los que se le acercaran.

"El principe de hielo", era como le conocian en la universidad.

A sus 18 años tenía una colección de autos caros pero ningún amigo a quien recurrir cuando se sentia solo y angustiado.

Pero era mejor así, siempre había estado solo y aprendió que era mejor así, la personas eran egoístas, crueles, convencieras. solo lo utilizaban y ya no estaba dispuesto a comprar más cariño.

Y no le importaba si los demás lo consideraban pedante, egocentrico o la clasificaban como un "riquillo hijo de papi", les dejaria de hablar y se concentraria en si mismo.

Mew era frio, cortante, miraba a todos con superioridad, nadie valia la pena, las personas solo eran para llenar una necesidad primitiva de sentirse parte de una comunidad, pero él era diferente, nadie merecia ni una pizca de su atención, nadie seria capaz de llegar a su congelado corazón.

O eso pensó hasta que llegó el.

Gulf Kanawut

Era uno de los días más fríos de todo el año, caminaba por los pasillos de la universidad ya que su profesor de derecho no habia asistido por una licencia médica y no podia estar más feliz. Realmente le disgustaba la forma de hablar del docente, hablando demasiado lento y pausado, a diferencia de lo que todos pensaban gracias a sus perfectas notas, odiaba la estúpida materia pero debía seguir con el negocio familiar y era su tinica opción.

Dirigió sus pasos la cafeteria dispuesto a obtener un humeante y delicioso café amargo, y porque no, también unas cuantas galletas de avena con miel.

Matrimonio ArregladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora