Mew Suppasit solo quiere vengarse del Gulf adolescente que rompió su corazón en el pasado y siendo una de las personas más ricas de Tailandia usaría un poco de su poder y dinero para devolverle a aquel chico todo el sufrimiento que le causó.
Gulf Ka...
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«Win, Bright fue herido y su condición es grave, los doctores dijeron que la bala tocó zonas de riesgo rozando parte de su columna perdió mucha sangre durante la cirugía... Hay pocas probabilidades de que sobreviva la noche e incluso si lo hace, no podrá volver a caminar».
Recordaba cada palabra que le había dicho a su hermano, tal vez no eran las más amables ni le daban esperanza, pero sabía que debía ser realista y prepararlo para lo peor, así que sin reparo alguno le soltó la verdad.
El menor de la família habia llorado como nunca lo había hecho después de la muerte de su madre, lágrimas espesas caían por sus mejillas pero no dejaba que nadie se le acercara, no hasta que terminó cansado y cayó rendido al sillón, donde su hermano le acomodo para que no se lastimara por la posición.
Veinticuatro horas después el abogado estaba sentado en su auto, atorado en el tráfico mientras atravesaba la ciudad con cansancio. Seguía adolorido y no veía la hora de volver a su casa, y afrontar lo que vendría.
Miró por rabillo del ojo a su compañero, perdido mirando en algún punto a la distancia, tan callado como un fantasma y sin mostrar ninguna expresión.
Win sólo se había sentado durante todo el camino en silencio, a su llegada a la casa de Bright no había movido siquiera un músculo o derramado una lagrima cuando las personas que eran parte de la organización se acercaban a darle sus condolencias. Si bien no se relacionaba con los asuntos del mayor, todos en la pandilla le conocían como la pareja de su líder y le respetaban aunque fuera solo un adolescente camino a convertirse en adulto. Y eso era justamente lo que le preocupaba a Mew, que su hermano siguiera siendo afectado por los problemas que él mismo había atraído, porque sin importar el dinero que tenía, sabía que nada borraría todo el daño que Trump le había hecho al pequeño.
Rasco su cuello arto, le ponía ansioso el comportamiento tan aislado de Win, su negativa a hablar con alguien más, su empeño en ignorar todo lo que acontecía a su alrededor y temía que el joven entrará en una fuerte depresión.
El mejor que nadie sabía lo mucho que podía lastimar guardar los sentimientos negativos.
-Gulf debe seguir durmiendo por el sedante y hace mucho que no comemos solo los dos, ¿Qué quieres para comer hoy?- Preguntó a la par que daba vuelta al volante para cambiar de carril, pero manteniendo la vista al frente para evitar un accidente.
-Nada- Respondió seco, sin expresar nada y manteniendo el golpeteo de sus dedos sobre la ventana del auto causando un ruidito irritante que Mew estaba comenzando a odiar.
-Podemos ir por una de esas hamburguesas que te gustan tanto.
-No quiero nada.
-¿Entonces otra cosa?, solo pídelo- Insistió el mayor, calmado y esperando que aceptará pero después de un largo silencio una negativa surgió.
-Quiero regresar- Win se acomodó en su lugar, estirando sus piernas antes de recargarse en la ventana y cerrar los ojos.
