Especial Uno: Entre Pañales y leche

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Cuando la estruendosa canción inundó la habitación, sus ojos se abrieron de golpe y sin esperar a que su cuerpo se despertara del todo, se sentó estirando su brazo para tomar su teléfono móvil y apagar la alarma

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Cuando la estruendosa canción inundó la habitación, sus ojos se abrieron de golpe y sin esperar a que su cuerpo se despertara del todo, se sentó estirando su brazo para tomar su teléfono móvil y apagar la alarma.

Pasaron algunos minutos en los que solo miró la pared con pereza haciendo tiempo antes de tener que meterse a bañar, recordando que no estaba sólo, su cabeza hizo un recorrido hasta poder ver a quien dormía junto a él.

Gulf dormía cómodamente, con las almohadas colocadas a sus lados para evitar que se moviera de más al dormir, su cabello estaba terriblemente alborotado y se disparaba en todas direcciones, mientras un hilo de baba seca se resbalaba por la
mejilla blanca, no pudo evitar acercarse hasta dejar un beso sobre la tibia frente y después resignado bajo sus pies con prisa por el borde de la cama hasta meterlos en sus pantuflas a juego de "él come galletas",un regalo de Win antes de su partida.

Una media sonrisa se instaló en su labios apenas miro en dirección a las dos cunas que estaban al costado de la cama, se puso se pie estirandose antes de caminar hasta la cama de sus hijos.

Ambos dormían tranquilamente, no tenía mucho que habían despertado exigiendo su comida a las cinco de la mañana, y puesto que apenas eran las seis, sus pequeños no despertarían hasta que estuviera a punto de irse a su trabajo.

Les hecho una última mirada a sus tres chicos antes de poder decidir salir del lugar.  Su rutina había comenzado, a pasos veloces salió de la habitación dejando la puerta entre abierta para que la luz del
pasillo entrará y no quedara completamente oscuro.

La cafetera fue puesta en marcha, la tabla de picar pronto estuvo llena de frutas que posteriormente fueron vaciados en el pequeño molde, y se dispuso a abrir el tarro de cristal que contenía avena para vaciarla en la olla con el agua que burbujeaba alegre.

Si le preguntaban a Mew acerca de su vida, él sin dudarlo respondería que la amaba, porque para él no importaba tener que levantarse de su adorada cama muy temprano, ni tener que preparar comida a esa hora, no; a Mew le encantaba su rutina, una donde podía ayudar en las labores domésticas del que amaba llamar su Hogar.

Pasada media hora todo el desayuno estuvo listo, así como parte de los alimentos para el resto del día dispuestos en pequeños refractarios que le harían más fácil calentar cuando fuera
indicado.

Todos estaba listo, bostezo una última vez antes de regresar a su habitación y donde busco en el armario su ropa para poder darse una ducha antes de que su acompañante despertará.

Dejó que el agua fría cayera por su cuerpo, relajando cada centímetro de su anatomía y despertandolo completamente, el dolor de cabeza que había tenido desde que abrió los ojos se aminoro, permitiéndole pensar en todo lo que tenía que hacer en su trabajo.

Apenas había pasado un mes desde que sus hijos habían nacido, y aunque la mayoría de los días se quedaba en casa, al menos un día a la semana tenía que ir y ver como iba todo. Tenía que reconocer que confiar en sus socios y empleados no era tan
malo como pensó, nadie había abusado de su confianza y en su lugar cuidaban de la empresa y le quitaban peso de encima para que el pudiera ser parte de su familia.

Matrimonio ArregladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora