CAPÍTULO 7

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Emily

Desde que abrí los ojos, gracias a la fabulosa alarma de trabajo que había programado hacia casi 6 años.

Lo primero que hice fue ducharme, como siempre. Como no iba a regresar a la empresa, me puse ropa cómoda.  Fui por un café a mi cocina. Mi aburrida mañana no podía comenzar sin un delicioso café.

Me senté en la mesa de comedor, junto con mi café y mi portátil. Dispuesta a conseguir algún empleo en la industria de la moda. Había mucha agencias, empresas, boutiques que necesitarían de una modista o una dibujante. Algo tenia que aparecer. No quería aceptar el gentil ofrecimiento de James. Había sido muy amable ofrecerme un  puesto de trabajo sin tan siquiera conocerme de frente.

La frustración comenzó a ganarme al paso de las horas. No  haya a nada. No habían vacantes en ningún lado. Todo estaba lleno. No me importaba donde fuera del empleo, si era en una boutique, una empresa, un atelier o agencia. Solo quería algo para poder trabajar en lo que me gusta. Solo necesitaba generar ingresos para no gastar todos mis ahorros.

Mientras seguía con mi búsqueda, mi móvil comenzó a sonar. Deje de lado mi portátil al ver que quien me llamaba era mi doctora. Debía de ser algo importante, porque de lo contrario, no me estuviera llamando. Así que respondí.

—¿Bueno?

—¿Emily Anne Moore? —preguntó al no reconocerme.

—Doctora Jordan, si soy yo. ¿Como le va?

—Muy bien Emily. Y tú, ¿cómo estás? ¿Como te has sentido estos días?

—Pues al verdad... estresada. Muy estresada —confesé.

—Sabes lo que hablamos, Emily. No puedes permitirte estar bajo cosas que te provoquen estrés. No es bueno para tu estado de salud —me recordó, como todas las veces que iba a consulta.

—Doctora... ¿como le hacia cuando tenia un jefe que me trataba como cualquier cosa menos como persona? Todo el tiempo me tenia en jaque. Pero para mi suerte, ya no más. Estoy cansada. Ya no aguantaba sus humillaciones. Por eso he renunciado —confesé. —No quiero llevar mi vida llena de corajes que no me aportan nada bueno para mi salud.

—Me parece muy bien que pienses así. Estar bajo constantes niveles de estrés, podrían llevarte a recaer. Y no quieres eso. Tienes que cuidarte.

—Créame que lo intento.

—Bien. ¿Que te parece si programamos una consulta presencial  entre dos semanas?

—Me parece perfecto.

—Muy bien, así quedamos. Recuerda, Emily. El descanso es fundamental al igual que los medicamentos. Cuando sientas que puedes tener una recaída, recuerda que tienes el inhalador portátil en caso de estar lejos de la casa. Te sostiene al menos dos horas. Siempre tengo en el bolso, por favor.

—Así será.

—Bien. Bueno, Emily... Nos estaremos viendo en dos semanas. Cuídate.

—Igual usted doctora.

*****

Llevaba mucho tiempo sentada frente al portátil verificando empleos. Nada. No había nada. Intente todo, pero nada. La frustración de ante tantas horas de búsqueda, me tenia mal, frustrada. Debía encontrar algo. No quería replantearme las propuestas de James y las del idiota de Elian Harrison. Preferiría morirme antes de regresar a trabajar nuevamente al infierno de empresas Be Sexy con el imbécil de Harrison. No. No estaba dispuesta. Él solo velaba por él y por nadie más. Los demás no valían nada.

Querido HarrisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora