CAPÍTULO 1

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Emily

Si tuviera que definir a mi jefe en una sola palabra, seria: Odioso.

Hacia 5 años y medio que trabajaba para el peor jefe de mi historia laboral. Un hombre altamente sexy, pero terriblemente odioso. No había chica dentro o fuera, de la Empresa Be Sexy, que no babeara por el inconfundible Elian Harrison. Un tipo de 32 años, sumamente exitoso. Claro, cualquiera era exitoso cuando había nacido en cuna de oro. Era reconocido por manejar parte de la empresa de su madre, la señora Sandra Harrison.

Empresas Be Sexy consistía de dos áreas. La parte que la señora Harrison se encargaba era la elegancia. Vestidos de noche, galas, vestidos de 16 años, bodas, etc. En cambio, Elian Harrison se encargaba del área sensual. Ropa interior de chicas. Muchas veces me pregunte por que solo hacia de chicas y no incluía la ropa interior de varones. Pero luego entendí que con lo pervertido que era con esa mirada, era imposible pensar hacer ropa interior para varones.

Mis compañeras babeaban cuando les gritaba a todos en la sala de reuniones que la propuesta parecía mas a ropa interior de abuela, que de sensual no tenia tan siquiera un por ciento. Que ningún cliente varón le compraría tal espanto a su mujer, novia u amante. Se la pasaba recalcando que él conocía perfectamente los gustos de las mujeres. Y el problema... Era que tenia toda la razón. Por algo estaba donde estaba. En la cima.

Dí un brinco en mi lugar al escuchar el golpe de la puerta detrás de mi jefe. Traía un semblante enojando, completamente normal en él. Su enojo provocaba que su cuerpo se pusiera más rígido; marcaba perfectamente su cuerpo trabajado detrás de la camisa blanca que cada día se ponía. Variaba el traje, pero nunca la camisa.

—Señorita Moore... —dijo, al detenerse frente a mi escritorio. —...¿donde demonios esta el documento que le pedí hace más de una hora? —exigió.

No podía tan siquiera mirar esos ojos caramelos hermosos que heredo de su madre. Era la versión de su madre, pero hombre. 

—Disculpe, señor Harrison. He estado algo apurada con los otros documentos que me pidió y olvide por completo los otros —me excuse.

Escuche el resoplido que dejo escapar. Y fue entonces donde me prepare para lo que venia.

—A ver... —pronuncio inclinándose hacia adelante, apoyándose de la superficie para estar al nivel de mi rostro. —Respóndame una cosa... ¿Hace cuanto usted trabaja para mí? —Me sorprendió que hablara tan calmado y no gritando como siempre lo hacia.

—Casi 6 años —respondí.

—Y si lleva tanto tiempo como dice, ¡¿porque demonios le cuesta llevar un buen ritmo de trabajo?!... No se levanta de esa maldita silla si no se lo pido. Aun así, ¿le cuesta cumplir con algo tan sencillo como buscar un maldito documento en el archivo que tiene a su espalda?

Baje la cabeza para no mirarle directamente.

—Lo siento, señor. Traigo mucho estrés el día de hoy —volví a excusarse.

—Créame, más estrés del que traigo yo, usted no tiene. Se lo aseguro. —En eso tenia razón. El próximo lanzamiento estaba a la vuelta de la esquina. Primero se llevaría a cabo el lanzamiento de su madre con los fabulosos vestidos. Luego, el lanzamiento de la ropa interior. Todo eso lo tenia abrumado; y lo comprendía. Todo tenia que quedar completamente organizado y listo. —Deje las excusas y busque él bendito documento, pero ¡ya! —ordenó.

Asentí sin decir una sola palabra. No perdería el tiempo discutiendo con él. Una discusión solo me traería problemas, y no los quería. Además, para discutir se necesitaban dos, y yo no iba  hacerlo. Así que me restaba guardarme el enojo, para no desatar una guerra de palabras que solo me llevaría a una sola dirección: Al despido inmediato.

Querido HarrisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora