CAPÍTULO 14

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Emily

Cuando desperté, una de las enfermeras estaba cambiando el tanque de oxigeno. Apenas recordaba cuando llegue al hospital. No recordaba que me abrían examinado en al empresa. Quede atónita cuando la enfermera me lo contó.

Pregunte inmediatamente por mi salud. Era lo primordial. La joven enfermera comentó que había llegado un poco mal. No estaba teniendo suficiente oxigeno y por eso me desmaye.

Le pedí que no le comentara a nadie de mi estado de salud, que debía quedarse lo mas confidencial posible; a al cual ella respondió: "Y el caballero que la trajo, si pregunta, ¿se le puede notificar de su estado?" Era obvio que respondería que no. El menos un nadie debía saberlo.

—¿Me podría facilitar un móvil? —le pregunte a la enfermera antes de que abandonada la habitación.

Ella se gira y me responde:

—Lo único que puedo hacer por usted es avisarle a algún familiar. No tengo permitido prestar mi móvil —explicó—, lo siento.

—No se preocupe, entiendo.

—Si desea, facilíteme un numero de contacto que tenga de algún familiar y me contactare de inmediato.

—Muchas gracias.

Le brinde el contacto de Lina, puesto que es el único "familiar" que tenia cerca. No éramos familia, pero nos tratábamos como familia.

Pasado un rato, la misma enfermera llego, pero en compañía de Lina. Llego demasiado alterada. Decía que mataría a Harrison si tuvo algo que un ver con lo sucedido o con mi recaída.

Tuve que esperar a que terminara de maldecir la existencia de Harrison en mi vida, para luego dejarme hablar. Cuando estaba así, habían dos cosas que se podían hacer: Bajarla de la nube o dejarla hablar hasta que se canse.

—Lina... —hable para intentar detenerla, pero no lo logre.

—¡Es que lo voy a asesinar! —exclamo y se giro a mi. —Dame su numero, pero ya —ordeno.

—¡Lina! ¡Ya! —exclame. Me estaba mareando con tantas vueltas que estaba dando por toda la habitación.

—¿Que?— cuestiono confundida.

—¿Podrías... dejar de moverte? Me estas mareando.

—¿Que te hizo ese degenerado para estar aquí? Saliste para una cosa y estas aquí, ¿que demonios paso?

—El ascensor se detuvo por falta de energía en el área. Básicamente toda la manzana se quedo sin energía —explique. —¿Que quieres que te diga? Me altere y ya sabes que cuando eso sucede, no puedo controlarme.

—Aún así, ¿por que con él?

—¿Preferirías que me hubiera quedado encerrada con otra persona que no me puede resolver en lo absoluto?

—No digo eso, es que... ah! Ese tipo no te ha dado nada bueno en años. Por eso lo digo.

—Cuando llegue a la empresa, había mandado a todos los empleados a casa.

—Ósea, ¿que solo estaban ustedes dos solos en toda la empresa? —Asentí. —Pero ¡¿te volviste loca?! ¿Como te quedas con un psicópata como ese? ¿Acaso quieres que te mate?

—No seas exagerada. Sé defenderme. Y de ese, ya no me preocupa nada. Ya sé qué decirle para que deje de ofenderme. Así que, tranquila.

—Mas te vale. Por que sino yo misma acabo con el. —Seme escapa una risilla. —Bueno, solo para que sepas. He estado llamándote, ¿por que no respondías?

—Eh... ¡hola! ¿Acaso no ves donde estoy? —pregunté, incrédula por su tonta pregunta. Aveces solía preguntar tonterías, pero ya estaba acostumbrada. —Mis cosas se quedaron en al empresa.

—Pues llamas a tu jefe y le dices que te las traiga.

—Ya hoy no se podrá. Así que si me vas a comparar, tranquilízate. Quiero paz. No quiero volver a alterarme por segunda ves en un solo día.

—Está bien, esta bien.

*****

Eran apenas las 8:00 de la mañana, cuando por fin el medico llego a la habitación para darme buenas noticias, el alta.

Desde aquel terrible día que me hospitalizaron de emergencia, la idea de volver a estarlo, me aterraba; pero sabia que llegaría el momento de volver a estarlo, pero no por un desmayo por falta de oxigeno.

Me vestí con algunas piezas de ropa que Lina me trajo de la casa. Salí de la habitación, lista para firmar el papeleo de salida y pagar la factura que la aseguradora medica, no podía pagar en su totalidad; pero me lleve tremenda sorpresa cuando llegue a la recepción para terminar todo el papeleo. El muy idiota había pagado toda la cuenta hospitalaria. {¿Pero como se atrevió hacerlo?}

—¿Está segura de que ese señor pago la factura? —La chica asintió y el coraje comenzó a invadirme. —¿Pero como le permite pagar aun desconocido mi cuenta hospitalaria?

—Dijo que era su ex jefe, y que como fue quién la trajo se sentía responsable.

—Con toda la razón —dijo Lina metiéndose en al conversación, cosa que reprendí con la mirada.

—Señorita, todo el mundo puede pagar al factura de cualquier paciente; claro, es permitido si sale voluntariamente.

—¿Voluntariamente? —cuestione incrédula.

—Si, de hecho, firmo el documento de pago voluntario.

—A ver... muéstremelo.

—Lo siento, pero es confidencial. No puedo divulgar ni mostrar ningún documento firmado por paciente o persona que decidió pagar voluntariamente la factura de cualquier paciente. Son reglas y debo seguirlas —explico.

—Ah... ¿pero si puede divulgar la cantidad a pagar del paciente?

—Señorita, le repito que es permitido si sale voluntariamente de la persona.

—Em... —hablo Lina sosteniéndome del brazo. Me gire para verla con el ceño fruncido. — Déjalo así. Discutiendo no resolverás nada. El idiota se hizo responsable, déjalo ir.

—¿Responsabilizándose? —cuestione incrédula y molesta. —No. Él no esta haciendo eso. El lo que está haciendo es intentando que yo caiga en su juego, para obligarme a regresar a la empresa, ¿entiendes? Y no pienso caer.

—No tienes por que doblegarte. Mantente firme en tu decisión y el que se vaya a la mierda. —Me parecía bien que me apoyara. —Ya esta pago y es lo único que importa. Así que termina de firmar esos documentos de salida y vamos a casa. Tienes que descansar.

Salimos del hospital, y aun el coraje no se me iba. {¿Como se atrevió?}

Lina iba tan tranquila que me sorprendía su actitud. Hacia un rato estaba hecha humo por las orejas, de la cólera que le había provocado Harrison; y de un momento a otro, dejo pasar todo, solo por un pago la factura del hospital.

¿Pero que demonios está pasando?

En tan pocas horas, había visto un hombre completamente distinto al Harrison que había conocido en casi 6 años.

Todo era confuso. No estaba segura de nada.

Querido HarrisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora