CAPÍTULO 27

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Emily

Me sentía extraña mirándome en el espejo. Había cambiado mucho en tan solo tres horas. Mi color de cabello. El corte del cabello. Incluso, el maquillaje. Ella pidió que confiara en ella; y no era que no lo hacia, pero... había sido un cambio radical.

Las modelos que estaban ese día para la prueba de vestuario. Me decían que me veía espectacular, y que el cambio me iba muy bien. "Una Emily renovada", decían ellas.

La estilizas dio los últimos toques al maquillaje y se marcho.

La señora Harrison se acerco a mi entusiasmada. La alegría brotaba por todo su cuerpo. Parecía que estaba esperando el momento para hacerlo.

—Estas hermosa —dijo sonriendo.

—Extraña. Me siento otra persona.

—Es que esa es la intención. Que seas otra. Vamos a dejar un poco a la Emily asistente de lado. Vamos a subir un poco de nivel. Luego de esta colección ganaras reconocimiento. Es importante que tengas una buena imagen. Puede que te entrevisten para periódicos de moda o entrevistas televisivas. Por lo cual una presencia impecable, hará que ganes mucho reconocimiento. Ademas, nos tendrás a nosotros. —Volvió a sonreír.

Una chica se acerco a nosotras, anunciando que el vestido estaba listo. La señora Harrison me miro y sonriendo me dijo que ya era hora de la gran revelación.

Estaba peor que un terremoto. Todo mi cuerpo temblaba del miedo que me daba exponerme de aquella manera. Era otra persona. La Emily sencilla, se había ido.

—Todo saldrá bien —dijo ella extendiéndome el vestido. —Confía en mí.

Asentí temerosa de lo que pudiera pasar cuando revelara mi nueva imagen.

Entre al vestidor y me puse el vestido. Me mire una ves más al espejo y cerré los ojos mirando mi vida de aquella manera.

Abrí la cortina del vestidor y allí parada frente a mí, estaba la señora Harrison esperando.

Se llevo la manos a la boca cuando me vio.

Las manos me temblaban.

—Ven vamos por los zapatos y algo mas que tengo para ti.

La sigo entre todas las modelos que cuchicheaban entre ellas. Parecían estar muy sorprendidas de mi nueva imagen.

Se senté en el lugar que me había señalado mientras ella buscaba los zapatos perfectos para complementar mi atuendo.

Minutos más tarde, llega con los zapatos e inmediatamente me los extiende.

—Perfectos —dijo ella emocionada.

—Quedaron justos. —La mire—. Gracias —le dije mostrándole una sonrisa tímida.

—Bien, antes de salir, quiero date un obsequio. —Sacó una tarjeta del bolsillo de su vestido de seda y me la extendió. —Ten. Esto es para que te deshagas de todo tu armario y compres ropa nueva. Hay lo suficiente para que llenes tu armario de excelentes piezas. Ya sea ropa o zapatos. Y si te gustan los accesorios, te dará.

—No puedo aceptarlo —dije negándome a aceptarla.

—No aceptó un no como respuesta. Es un regalo.

—Eh... —miraba la tarjeta apenada. ¿Como podría aceptar algo así? Era más que seguro que ni habían $100 dólares. Lo cual habría aceptado si fuera esa cantidad, pero al referirse a todo mi armario, sé que no hay poca cantidad en esa tarjeta.

—Vamos, Emily. Es un regalo de tu jefa. No me gusta exigir, pero si no la aceptas, temo que tendré que obligarte —dijo riendo.

—E... está bien. —La sostengo entre mis manos mirándola con pena y vergüenza a la vez.

—Guárdala muy bien —dijo en voz baja. —En esa tarjeta hay $4,000. —Abrí los ojos de par en par. Casi se me salen al escuchar la suma.

No debía aceptarla. Por más que intente devolverle la tarjeta me dijo un no rotundo.

Tras unos minutos de intentar relajarme, la señora Harrison dice que ya era hora de salir.

Me acompañaba a la puerta y antes de salir, me pidió que me quitara mis lentes. Que no los iba a necesitar.

No era que no veía en su totalidad sin ellos, pero veía un poco borroso.

Me pide que respire profundo y luego vote el aire muy despacio. Eso me ayudaría a relajarme un poco; supuestamente.

Ella abrió la puerta y poco a poco comenzamos a salir.

De un momento a otro, todo el mundo se callo. Muchas de mis compañeras se tapaban la boca al verme. Otras decía "¿quién es ella?". Era evidente que había causado asombro e impacto. Hasta a mí mismo me había causado impacto mi nueva imagen.

La señora Harrison comenzó a decir que aveces por fuera somos algo que realmente no somos. Y tenia razón. Yo quería vestir a la moda, pero por el miedo a que me mirasen con una mirada abusiva y fuera de lugar, preferí vestir con ropas grandes. Yo nunca quise ser el dentro de atención, pero... muy dentro de mi, mi estilo me definía. ¿Como una mujer que no viste ni una sola pieza a la moda, podía gustarle algo y no representarlo?

La nueva Emily no podía hacer eso. Tenía que representar lo que en realidad era, una modista o en el futuro, una diseñadora.

—Como sabrán... Emily esta a cargo de la próxima colección de esta empresa. Hemos tenido algunas variaciones en alcanzar el éxito en las colecciones anteriores. Es por ello que, hemos tomado esta decisión.

Ella comprendía que al equipo de diseño no le iba a gustar la decisión, por lo cual pidió que no e hicieran malas caras, ya que, yo no me había acercado a ellos con motivos de quitarles sus puestos. No era ese tipo de persona.

—Este cambio de look lo he hecho yo. La señorita no me lo ha pedido. Quiero que quede muy claro. Espero no escuchar que andan burlándose o hablando de la señorita. No me gustaría tomar medidas. Ustedes saben que quien toma medidas bastante fuertes, es mi hijo; pero si lo que buscan es que yo lo haga, que así sea.

Entre nuevamente en el taller de la señora Harrison buscando un momento para respirar. Me había sentido sumamente extraña. Todas las miradas sobre mi.

La señora Harrison intentaba hablar de cualquier cosa que me tranquilizase.

—¡Tranquila! —dijo ella sentándose frente a mi tomando mis manos. —Estas cosas son normales. Ya paso lo peor. La revelación de un cambio de look siempre es aterrador —dijo medio riéndose. —Ahora, levanta esa frente y continua con tu vida. Este cambio puede ser para bien. Puede ser el inicio de lo que siempre deseaste. Así que arriba... Cruza esa puerta con la frente en alto. Que nada ni nadie te robe tu seguridad y tu confianza... Piensa en ti. Primero eres tú. Los demás, sobran.

Tenia razón. Por que pensar en eso demás, cuando debo pensar en mi antes que en ellos.

Asentí a sus palabras.

Ella libero mis manos e inmediatamente se levanto para marcharse.

Estuve unos segundos sentadas y luego tome una decisión. Decisión que sus palabras me hicieron tomar con facilidad.

Me levante segura de lo que iba hacer. El mundo no era mío, pero haría que el mundo me mirase por quién era yo. Un atuendo no define la persona que eres. Tus actos definen el tipo de persona que eres.

Traspase la puerta proyectando seguridad. Esa misma seguridad que proyectaba cuando estaba decidiendo los diseños para la colección. Esa seguridad que proyectaba mi trabajo.

"Comete el mundo" dijo Lina una vez en medio de un desfile de la universidad donde había estudiado. Y tenia toda la razón. Debía comerme el mundo con mi seguridad.

Voy caminando por todo el pasillo que conducía a los ascensores. Apreté el botón, la puerta se abrió de inmediato. Entre en aquella caja que me provocaba terror de solo pensar volver a quedar encerrada en ella; pero me mantuve. Me mantuve firme. Segura de mi misma. Segura de mis capacidades. Segura de que nada cambiaria mi manera de ser; mi personalidad. Nada ni nadie, podría detenerme. 

Querido HarrisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora