Emily
Presionaba el botón del ascensor con desesperación. Quería salir de allí cuanto antes.
Estuve a pinto de contarle sobre mi condición. Algo que me prometí no revelar a nadie dentro de la empresa. Con Moira me vi obligada por al situación, pero... con Harrison era algo completamente diferente. Él no podía saber.
El enojo estuvo casi por ganar la partida, pero gracias a Dios me di cuenta al momento en que él me pregunto.
Las puertas se abrieron. Entre de inmediato y presione el botón del primer piso. La puerta estaba casi por cerrar cuando de pronto una mano impide que esta cierre.
¡Maldición!
Estaba a punto de pegarle cuando la puerta se cerro y volvimos a estar solos una vez mas.
—¿Es sordo? ¡Déjeme en paz!
—No, pero parece que tú si —dijo señalándome con brusquedad.
—¡Déjeme tranquila! —volví a decirle.
—¿Me va a decir que demonios le impide trabajar en algo tan sencillo como una colección? ¡Es su deseo y se lo estoy concediendo!
—¡Que no quiero trabajar contigo!
—¡Maldición! —exclamo furioso. Podría jurar que la vena del cuello se le brotó. —Si no presento una colección para la próxima temporada, mi área cerrara —confesó—, porque las ultimas colecciones no se vendieron como esperábamos; no tuvieron tanto éxito.
Hablaba tan alterado que, comenzó a darme miedo. Me tuve que alejar de el. —Por favor... —Pidió bajándole un poco al tono e intentando calmarse. —... Solo...haga esta colección. Si resulta o no, no la volveré a molestar mas, pero por favor, ayúdenos a mantener el área.
Fue en ese momento, donde recordé las palabras de su madre en mi sala de estar. "Darte una colección, es como poner toda su área en tus manos."
—Quítese o le lleno, la cara bonita que tiene, de moretones.
Él se hizo a un lado una ves la puerta del ascensor de abrir y salí de allí casi corriendo.
Solo quería paz. De lo contrario, no podría pensar con claridad.
Me dirigí hacia la puerta de salida, donde al salir, me encontré frente a frente con Moira. Inmediatamente me saludo. Al verme molesta, me invito a tomar un te en al cafetería de la empresa. Quería salir del lugar, pero no le rechazaría a Moira su amable invitación.
—¿Como te haz sentido últimamente? Hace mucho no nos vemos.
—Pues alterada. Siempre que lo veo me altera.
—¿Ahora por que etas enojada con Harrison? —pregunto, cruzándose de brazos e interesada de saber que había pasado.
—Pago por un cuadro una cantidad excesiva y me dice así no mas, "quédese con el cuadro" —Imite. —Que no le interesaba el cuadro.
—¿Y cuánto pago? ¿Porque dices que es excesiva?
—¿Te parece poco 100,000 dólares? —su boca se abrió de inmediato. —Si lo sé. De locos, ¿no?
—Vaya, es mucho dinero, pero... ¿que fue lo que hizo darte el cuadro?
—No lo sé exactamente. Lo más seguro se obsesiono conmigo. —Moira se hecho a reír a carcajadas. —¿Que? Puede ser verdad. Bueno, una posibilidad.
—Emily, deberías saber que, Harrison no se obsesiona con las personas. Sino atreves. Se obsesionan con él.
—Yo no estoy obsesionada con él. Yo solo quiero que me deje tranquila.
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Querido Harrison
RomansaEmily es una mujer con un gran sueño, pero sobre todo, y más importante que ello, un gran anhelo personal y con sentido de urgencia. Emily trabaja como la asistente personal del famosísimo Elian Harrison; hijo de la diseñadora de modas, Sandra Harr...