Tras observar el infierno a mis pies, dos horas fueron necesarias para volverme parte de él.
He bebido y no llevo la cuenta. Soy un manojo de sensaciones estrepitosas. Comienzo a mover mi cuerpo al ritmo de la música, como si fuera una especie de marioneta, una más del tumulto vicioso. Siento como lentamente su cuerpo se une al mío, su boca se hunde en mi hombro y clava sus dedos en mi cadera. Su respiración se acelera en cada vaivén y puedo ser testigo de la sangre que se evapora de nuestras venas.
Como un impacto fugaz sus labios hacen contacto con el lóbulo de mi oreja. El aire se corta. Una oleada interna recorre desde mi cuello hasta mis extremidades bajas.
Me volteo con prisa y atrapó sus labios en los míos. Busco ansiosa su rostro inyectado de glóbulos rojos y me acerco tanto como puedo para hablar.
—Jaffner —casi suplico en sus labios—, quiero que me lleves alto esta noche.
Y esa es la chispa que necesitaba porque antes de que sea consciente estamos colándonos entre las personas.
Salimos fuera del club y una brisa fresca me golpea. Mis piernas flaquean ante el brusco cambio. Jaffner coloca su mano en mi cintura y me ayuda a caminar hasta su auto que, estoy segura, es ese negro que se encuentra a unos metros de nosotros.
Jaffner abre la puerta por mí y de un brinco subo al auto. Se sienta a mi lado, un momento después y como una estrella fugaz, trepo sobre su regazo besándolo con tanta intensidad que vuelve el acto de respirar un sacrificio.
Sus labios se maniobran para batallar junto a los míos. Lo siento tan cerca, tan cerca que duele y quema a la misma vez. Sus manos aprietan mi cintura y subo en un vaivén repetitivo sobre su cuerpo mientras lo beso.
Tomo todo su rostro y con mis yemas escaneo cada centímetro de su piel. Juego con su cabello y atraigo su boca hacia mi cuello casi obligándolo a que me bese.
La explosión de éxtasis detona en lo más interno de mi ser y adoro esta sensación.
Quito mi chaqueta y la aviento por algún lugar del auto. Bajo las tiras de mi blusa mientras besa mi hombro. La temperatura avanza como un cometa impactando sobre nuestros cuerpos. Me derrito en cuerpo y alma por la humedad de sus besos. Mi respiración se subdivide en tantos jadeos ahogados que no creo ser lo suficientemente fuerte para resistirlo.
Quito mi blusa con prisa y me detengo en su mirada ardiente. Me toma del rostro. Me besa, humedeciendo y mordiendo mi piel. Deslizó mis dedos entre la tela de su camiseta y como puedo la quito de su cuerpo.
Su torso se expande y los músculos de su brazo se tensan al tomar mi mandíbula para dar un beso suave. Va lento, irresistiblemente lento.
Mis manos deciden comenzar, voy contra su ritmo, mis besos son fuertes y rápidos. Quiero llevar esto a otro nivel y sinceramente no me importa lo que pueda pasar justo ahora. Lo quiero y lo necesito.
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Change This Heart
RomanceAbatida por las decisiones de su madre y las consecuencias que dejó el divorcio de sus padres, Arley Bunne vuelve a su ciudad natal sin expectativas de nada. Había abandonado esa ciudad hace dos años y no esperaba volver tan pronto. Su objetivo era...