— ¿Quieres que vaya por tus cosas? —Pregunta asumiendo que tengo ropa dentro. Para ser sincera no se equivoca, así que termino por asentir.
No tarda más de dos minutos, en lo que me tomo para observarme en el espejo, y él vuelve de la habitación con su bóxer puesto y mi mochila en su mano. La tomo y se aleja hacia la habitación nuevamente.
Al salir me lo encuentro sentado sobre la cama, vestido con la mitad de su camisa abotonada y su saco en mano. Cuando me observa sonríe y gira su vista hacia la izquierda, cosa que me hace seguirle en la mirada.
Por la ventana y la claridad de las cortinas, se puede empezar a ver el sol combinando colores en el cielo. Es sorprendente como la naturaleza puede ser tan hermosa. Él es parte de la naturaleza para mí.
—Iré a pagar la habitación —Jaffner se pone de pie y palmea sus pantalones.
—Claro, deja que tome dinero —no termino la frase y me muevo hacia mi pequeña mochila para buscar dinero.
—No, Arley —dice y detengo mi búsqueda para mirarlo.
—Jaffner, ya has pagado la mitad de la cena, has gastado gasolina de tu coche, déjame pagar esto —insisto.
— ¿No voy a convencerte? —Niego y sonrío.
—Bien, eres una cabeza dura, Arley —gira el pomo y abre la puerta.
—Esta noche, ese lugar lo ocupas tú —en mitad de una sonrisa irresistible, Jaffner se aleja dejándome sola en medio de la habitación.
Un bostezo no tarda en colarse por mis labios y no puedo negarlo, estoy exhausta, son las seis de la mañana y ninguno de los dos ha dormido por obvias razones. Realmente no me importa porque ningún sueño eterno podría compararse con lo que sucedió esta noche.
Jaffner llega unos minutos después y toma su saco antes de que nos movamos fuera. El aire frío impacta con mi cabello mojado y mis huesos tiemblan al contacto de la brisa fresca. El cielo ya se ha cubierto de nubes grises de un tono azulado anunciando la llegada de una tormenta de verano.
— ¿Tienes tu teléfono ahí? —Me volteo hacia él sin comprender.
—Sí ¿por qué? —Pregunto algo extrañada.
—Abre la cámara —hago lo que indica y se lo entrego en su mano.
— ¿Qué haces? —Digo cuando apunta la cámara hacia el número de la puerta.
—Ahora tienes un recuerdo —me devuelve el móvil y observo la foto para luego girar mi vista en su dirección y buscar la respuesta que aclara mi estado de confusión—. Cada vez que observes esa foto en tu galería recordarás de este día —algo en mi interior sufre un estado de conmoción y se tambalea. De forma instintiva sonrío observándolo con ternura.
—Eres muy cursi ¿lo sabes?
Mi corazón dio un vuelco al instante en que su pequeño detalle emerge en el espacio. Y es mágico como con Jaffner puedo pasar de arder en llamas a derretirme como un cono de helado al sol.
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Change This Heart
RomanceAbatida por las decisiones de su madre y las consecuencias que dejó el divorcio de sus padres, Arley Bunne vuelve a su ciudad natal sin expectativas de nada. Había abandonado esa ciudad hace dos años y no esperaba volver tan pronto. Su objetivo era...