Capítulo 37

200 17 51
                                    

Jaffner

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jaffner

He hecho una escala por el supermercado antes de llegar a casa de Samantha, y he comprado un par de cervezas. Nunca me ha gustado llegar a una casa con las manos vacías. Independientemente de que Raybon fue muy claro acerca de los whiskies que guardaba el padre de nuestra amiga, no puedo evitar el gesto.

Mi camiseta blanca se ha empapado un poco del agua de las cervezas y deseo que abran la jodida puerta de una vez.

No puedo adivinar qué hacen mis amigos ahí dentro, pero la espera me mata y todavía no he aprendido a lidiar por completo con la paciencia.

El tiempo que estoy perdiendo aquí es mucho y a pesar de tener en mi pecho el deseo latente de ir por Arley, me resisto. El intento que estoy haciendo por no flaquear, es demasiado. Sé que esto es un voto de amistad, sé que solo lo hago por los chicos, pero no puedo negar que el impulso de ir por Arley es insano.

Durante estas horas he observado el tatuaje en mi brazo, ha ido bien por el momento, pero lo he cubierto solo para que nadie se percate de su existencia. Lo he cubierto, para lo que yace debajo de la gasa blanca no sea visto por nadie, solo por ella.

La puerta se abre y me encuentro a Samantha quien me recibe con una ola potente de perfume dulce. Mi amiga luce perfectamente aseada y lista para comerse al mundo.

—He traído un par de cervezas —levanto al viento el paquete y las botellas tintinean.

—No era necesario, Jaffner, pero gracias —ingreso en la casa y la música tenue se cuela por mis oídos.

—La princesa comprometida ha salido de su castillo —la voz de Raybon me recibe al ingresar a la cocina.

—Has perdido el toque con las bromas, Raybon.

— ¿Cómo has estado? —Pregunta Samantha, quien ya comienza a guardar el par de cervezas en la nevera.

—De maravilla.

—Las chicas se encuentran a dos calles, iré a recogerlas -pronuncia la chica con cabello liso mientras mira su teléfono.

—Perfecto —bufo por lo bajo, pero es lo suficientemente notorio, ya que captó la atención de Raybon.

—Debes soltarte un poco esta noche, Jaffner — Raybon camina hacia la nevera y antes de que pueda notar destapa una cerveza y la coloca entre mis manos—. Bebe un poco, te hará bien —su palma golpea la parte alta de mi espalda en un gesto que busca ser reconfortante.

—No me agrada ser parte de este circo, además debo viajar en la mañana, ire a una cabaña con Arley por mi cumpleaños —aclaro y tomo un trago hondo de cerveza.

—Mira nada más, si quieres no le diremos a Arley o puedo hablar con ella, puede entender —bato mis ojos al viento—. ¿Así que una cabaña?

—Sí, fue algo improvisado.

Change This HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora