Abatida por las decisiones de su madre y las consecuencias que dejó el divorcio de sus padres, Arley Bunne vuelve a su ciudad natal sin expectativas de nada.
Había abandonado esa ciudad hace dos años y no esperaba volver tan pronto. Su objetivo era...
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Jaffner
Al comienzo de la noche creí que me sentiría como un desahuciado que espera su sentencia en medio del purgatorio. Pero en realidad soy un idiota que baila una sonrisa grande en su rostro y se siente como un niño detrás de una larga fila que espera por ingresar a un parque de diversiones.
Hace unos segundos perdía la paciencia y deseaba escapar hacia otro lado, pero con la información que acaba de procesar mi cerebro respecto de dónde me encuentro, no pienso mover mi trasero de aquí hasta que la vea.
Soporto las conversaciones superficiales de un par de niñatos que solo quieren sexo. Veo pequeñas prendas por doquier, cuerpos sudorosos salir de Drown ahogados de alcohol y dispuestos a partir su mentón en la primera esquina que encuentren. Pero no me importa.
Es curioso como el ambiente que hace unos meses me excitaba y conmocionaba todo mi mundo, ahora me parece absurdo. Preferiría colarme debajo de cien sábanas y dejar que la mitad del cuerpo de Arley se apoye sobre el mío antes que ser devorado por los vicios de la noche.
Pero en fin, los planes no salieron para nosotros como esperaba, pero aún podemos remediarlo.
Después de esperar aproximadamente quince minutos fuera logramos entrar al bendito club nocturno.
Muestro mi identificación y persigo por detrás a Raybon y a sus presas nocturnas.
Pago por mi entrada por primera vez ya que desde que he venido aquí nunca llegué a pagar nada por entrar en la zona VIP. Arley, a través de su amiga, siempre lograba conseguir pases y finalmente arriba éramos dueños del lugar. En esas noches solo debía costear mis bebidas y nada más que eso. Pero ahora Raybon me está costando más de la cuenta.
Al enfrentar una pista masiva que retumba como un oleaje agresivo, una pequeña sonrisa se escapa de mis labios. No se ve tan mal como creí.
Algo en todo lo que veo me deja atónito. Inspiro hondo haciendo que mi organismo se nutra de los aires de nicotina diluida en alcohol. Raybon palmea sobre mi hombro en dirección a que lo siga y eso hago. Lo sigo y me interno en la locura.
Sé que veré a Arley esta noche, de hecho en el momento de captar que me encontraba en las puertas de Drown le dejé un mensaje, pero ella no me respondió. Seguramente se encuentre muy ocupada celebrando con su amiga como para mirar su móvil.
Con mi imaginación intacta, avanzo. Puede que esa sea razón suficiente para que pierda la cabeza solo por un rato.
Observo todo lo que se abre en mi eje. Cuerpos danzantes, luces fluorescentes, humo espeso y el alcohol que se desprende de cada ser existente en estas paredes. Es un completo espacio de vicio y de plena impureza desnuda. Todo luce tan familiar, pero tan extraño a la vez. Todo es suficiente en la intemperie, pero todo es tan insuficiente en mi cabeza.
La zona VIP se ha poblado bastante, pero no se iguala a lo que yace debajo. Lo que se ve detrás del barandal es el terreno árido de un cerbero. Es la alfombra en movimiento del mismo demonio. Es la agonía de cuerpos que quisieran colisionar en pedazos, de almas pecaminosas que buscan la mitad de ellas entre la miseria.
