A unas calles de llegar al supuesto destino. Las chicas no han sabido decirme hacia dónde nos dirigimos, el par de tres está muy ebrio para retener algún lugar en específico.
A cada balbuceo que gesticulan, a cada broma incoherente, me enervo. Su pequeña conversación está quemando mi nuca y punzando en mi oreja.
—Siento que me he convertido en la amiga solterona —pronuncia entre risas la chica morena.
—Oh, Venecia ¿cómo puedes decir eso? —Pronuncia su amiga y observo por el retrovisor como se esfuerza por consolarla ¿en serio esta chica se llama Venecia? —. Seguramente encontrarás a alguien esta noche que te sepa apreciar.
Tiene que ser una jodida broma.
Casi puedo ver mi dedo presionar en el seguro de la puerta de atrás y ver como ambas ruedan en el cemento de la calle.
Retuerzo mi cuello y este cruje. Mis músculos se tensan y suspiro en silencio. No puedo esperar a que el tiempo corra, vuele y ese par desaparezca de una vez de mi vista.
—Aparca aquí —la fila de autos se acomoda contra acera y encuentro un lugar entre el manojo de edificios de concreto.
Abro las puertas y el sonido del motor se apaga, pero el sonido de la electrónica ahogada se cuela en mis oídos. Las chicas salen del auto y Raybon se dispone a hacer lo mismo, pero soy más veloz en mis acciones y jalo de su camiseta antes de que pueda hacer algo más.
—No quiero ser visto con esa chica —apunto con mi dedo y la sonoridad amenazante resalta en mi voz.
—Vamos, Jaffner ¿tan mal está? —Raybon ojea al par de chicas y al volverse hacia mí logra entender todo o bien eso parece.
—No se trata de que tan bien están esas chicas, es por Arley —explico de forma obsoleta a un Raybon cargado de adrenalina y perdido en la nada.
—Arley no se encuentra aquí, olvídala por unos minutos, le conseguiremos una cita para la chica llamada Italia —apuesto que ese no era su nombre—. Y luego podrás irte con tu chica —golpea mi hombro de forma reconfortante. Suspiro para mis adentros para no tener que golpearlo.
—Ella no —hago un intento por corregir su nombre, pero no parece importar cuando observo la mirada desorientada de mi amigo—. Pero cualquier persona que pueda verme así malinterpretaría todo y no pienso arriesgarme, así que espero que prepares tu cuerpo para batallar con ambas esta noche, porque no pienso escoltar a nadie a casa —Raybon sonríe como un pimpollo y casi puedo jurar que se encuentra reviviendo en su cabeza aquel bendito trío que logró una noche.
—Había olvidado que estabas comprometido, hermano, lo siento.
No digo más nada al respecto, ya que mi amigo parece exhalar alcohol de sus poros. No creo que pueda comprender ni la mitad de lo que acabo de decirle.
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Change This Heart
RomanceAbatida por las decisiones de su madre y las consecuencias que dejó el divorcio de sus padres, Arley Bunne vuelve a su ciudad natal sin expectativas de nada. Había abandonado esa ciudad hace dos años y no esperaba volver tan pronto. Su objetivo era...