Capítulo 3

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Una vez dentro del vehículo el aire tibio de la calefacción comienza a darle vida a mis áreas sensitivas y la piel de mi cuerpo comienza a agradecerlo

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Una vez dentro del vehículo el aire tibio de la calefacción comienza a darle vida a mis áreas sensitivas y la piel de mi cuerpo comienza a agradecerlo. A mis oídos tan sólo se perciben los ronquidos de Neville y el motor suave. El viaje no es tan largo pero deseo que vayamos más rápido, ya que a medida que los segundos pasan, mi incomodidad por el silencio se incrementa más.

Suspiro tan fuerte que casi podría jurar que Leton lo nota cuando el auto se detiene frente a la casa de Neville.

—Neville, hemos llegado. Despierta, hermano.

Leton se voltea y contornea su torso hacia la derecha moviendo a Neville para que reaccione. Por mi parte abro la puerta a mi lado y salgo del vehículo quedándome estática con la intención de brindar ayuda a Leton cuando mi amigo salga.

Percibo movimientos detrás del auto y un gruñido proveniente del chico de hebras rubias desordenadas. Leton se une a mi lado antes de que pueda notarlo y abre la puerta de Neville permitiéndole que contacte su cuerpo con el exterior.

Neville sale como puede del auto y casi pareciera que su piso fuera diez veces más inestable que el nuestro. El vaivén irregular de su cuerpo hace que llegue con éxito hacia su porche, pero necesita más de una mano para abrir su puerta y eso lo noto cuando Leton debe caminar hacia él.

Cuando finalmente mi amigo se atrapa por las paredes de su casa, es cuando me dispongo a salir en dirección a la mía.

Leton llega a mí con la vista despabilada.

— ¿Crees que estará bien?

—No te preocupes, no es la primera vez que Neville se embriaga, ha sobrevivido a peores noches —Leton sonríe y guiña uno de sus ojos. Todo mi sistema parece quebrado por las astillas de la inestabilidad y los nervios irreverentes toman posesión de mi cuerpo.

—No recordaba esa faceta de Neville —pronuncio mientras mi cabeza se ahoga en recuerdos.

—Ya tendrás tiempo para conocerla —hace una pausa—. ¿Por qué no dejas que te lleve a casa y así tal vez puedas familiarizarte con todo esto?

—Oh, claro que no —niego casi al instante, sabiendo que muy en el fondo quiero decir lo contrario—. Tan sólo debes cruzar la calle para estar en tu casa, Leton. Sería irónico pedir que avances desde aquí para luego tener que volver.

—Quiero hacerlo, no podría dormir sabiendo que te he dejado sola en mitad de la madrugada, Arley —observo el vecindario y a pesar del silencio sepulcral que nos rodea, nada parece estar fuera de lo normal—. Sabes que no aceptaré un no como respuesta.

—Mis huesos están muriendo y sé que no ganaré esta discusión —no me doy tiempo para pensar en otra respuesta, sé lo testarudo que Leton puede ser, así que pierdo la batalla.

Ingreso al auto y esta vez los nervios me ganan más que antes. La situación es completamente distinta, no hay nadie que se interponga entre nosotros. Estamos abiertos a las circunstancias, o bien, eso me deja en claro mi mente en la medida que comienza a predecir una infinidad de futuros posibles donde llevan al mismo final irremediable: un beso.

Change This HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora