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SEBASTIÁN

Fernanda y yo habíamos ido a comer al centro comercial. El entrenamiento de hoy me había dejado bastante cansado y sinceramente no tenía ganas de cocinar. Así que le propuse ir al centro comercial, pero como es Fernanda, no la convencí hasta que le dije que le compraría lo que ella quisiera.

Además quería despejarme porque el día de mañana tendría que viajar a Los Angeles para un partido con la Selección. Estaba emocionado porque mis convocatorias eran más contantes y eso me motivaba porque pronto saldría la convocatoria para el preolímpico.

Me tuvo de un lado a otro, pasando de tienda en tienda pero nada de lo que veía la convencía. Yo me estaba muriendo de hambre, incluso por un momento pude haberle quitado el helado que un niño se estaba comiendo frente a mi.

Entramos a un restaurante, nos tomaron la orden y esperamos a que nos las trajeran. Quería iniciar una conversación con mi hermana pero estaba tan entretenida con su celular.
Sonreía sin despegar la vista de la pantalla, movía sus dedos con velocidad. Yo la miraba extrañado.

— Oye Fer... —

— ¿Mandé? — preguntó aún sin mirarme.

— ¿Podrías, por favor, dejar tu celular? — le pedí.

— Si, claro. Lo siento — bloqueo su celular y lo dejo sobre la mesa.

¿Acaso acaba de hacerme caso? En otra situación Fernanda me hubiera contestado algo peor, pero no fue así.

— Gracias — dije.

Nos trajeron nuestra comida. Ya no me aguante más y comencé a devorar mi plato.
La comida estuvo bastante bien, una vez que salimos del restaurante Fernanda me volvió a traer de tienda en tienda. Finalmente se decidió por algo, lo cual estoy casi seguro que vendrá a cambiarlo en dos días.

Íbamos de regresó al departamento, estábamos detenidos en un semáforo. Fernanda golpeó repetidamente mi brazo para hacer voltear en dirección al parque que estaba de su lado.

— Ya viste, ese chico le está pidiendo que sea su novia — expresó conmovida con la escena que estaba viendo.

— Si, que tierno — contesté indiferente.

— Eres un insensible — me reclamó — Tú jamás harías algo así para una chica, por eso estás soltero —

— Fer es que un momento como esos deben ser más personales —

— ¿Lo harías si encontrarás a la chica ideal? —

— Tal vez —

— Pues que aparezca ya — respondió.

Finalmente nos movimos y regresamos al departamento.
Terminé de empacar las cosas que me hacían falta, Fernanda también iba a viajar conmigo.
Nos fuimos a dormir temprano.

(...)

Estábamos en el aeropuerto esperando nuestro vuelo. Jorge venía con nosotros también. Después de unos veinte minutos de estar esperando finalmente abordamos.
El vuelo se me hizo bastante rápido. Una vez que aterrizamos nos acercan con una persona de la selección que ya nos estaba esperando para llevarnos al hotel.

𝘿𝙚𝙨𝙘𝙤𝙣𝙤𝙘𝙞𝙙𝙤𝙨/ 𝐒𝐞𝐛𝐚𝐬𝐭𝐢𝐚́𝐧 𝐂𝐨́𝐫𝐝𝐨𝐯𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora