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5 M E S E S D E S P U É S














ANDREA.

En este tiempo han pasado muchas cosas, Sebastián dejaría la Ciudad de México para mudarse a Monterrey al ser comprado por otro equipo. El cambio fue drástico pero de algún modo le ayudó a iniciar de nuevo.

Claro que me fue difícil despedirme de él, sobre todo porque ya no lo vería tan seguido. Si, hacemos videollamadas constantemente pero las ganas de querer besarlo y abrazarlo siempre aparecían.
Me siento muy orgullosa de él, poco a poco se fue ganando a la nueva afición y mostraba cada vez una mejor versión de él cuando jugaba.

Llevábamos más de media hora atorados en el tráfico. Mi paciencia se estaba consumiendo pues llevábamos cerca de veinte minutos y no avanzábamos para nada. Ya no quería seguir perdiéndome el partido más importante de todo el torneo.
Era la gran final del fútbol mexicano y el equipo de Sebastián había conseguido llegar, siendo el parte fundamental para poder llegar a este partido.

Las calles en Guadalajara estaban completamente paralizadas, pues hacia mucho tiempo que el equipo local disputaba una final. Sin duda alguna el partido sería algo emocionante.

— Kevin, intenta por otro lado.— le dije a mi mejor amigo.

Kevin aceptó mi invitación de acompañarme a ver la final, a pesar de que su equipo había quedado eliminado. Al final es un amante del deporte, también le serviría de distracción tras la perdida de su novia y quería ir a apoyar a su nuevo gran amigo.

— Andy, estamos rodeados de coches. ¿Cómo esperas que me mueva?.— respondió.— Vamos bien de tiempo, tranquila.

Miré mi celular y en efecto llevábamos buen tiempo pero aún así sentía que llevaba una eternidad en el tráfico. Pasaron otros quince minutos y logramos avanzar un poco. Llegó un momento donde las calles se iban liberando un poco y avanzábamos más.

Volví a mirar mi celular, faltaba muy poco para que los equipos salieran al calentamiento y nosotros apenas habíamos llegado al estacionamiento del estadio. Encontrar un lugar fue una completa locura, hasta que conseguimos encontrar un cajón de estacionamiento.
Bajamos del auto con los accesos y yo lo único que quería era ver la cancha ya.

— Kevin, apúrate, ya es tarde.

— Ya voy.

Finalmente llegamos a nuestros lugares y me sentí mucho más alivianada. A lo lejos pude ver a Sebastián calentando, se veía tan concentrado y enfocado en lo suyo. Solo esperaba que todo le saliera bien está noche.

Pasó la ceremonia del himno y el protocolo de la liga para darle inicio al partido. El primer tiempo no fue el esperado para la visita pues se veía abajo del marcador, aunque confiaba que no se darían por vencidos tan pronto.

— ¡Mira ahí está el señor de las papas!.— señaló Kevin.— ¡Señor!.

— ¿Cómo puedes pensar en comer en este momento?.— le dije.

— Andy, yo siempre tengo hambre. Debes relajarte, estás dejando que los nervios te dominen.

— Sebastián va perdiendo la final, claramente estoy nerviosa.

— Tranquila, Sebas juega muy bien. Esto no está terminado.— contestó confiado.— Además recuerda que es más fácil remontar un 2 a 0.

El señor de las papas llegó a nosotros. Kevin pidió unas para él y también para mí. El comer me hizo sentirme un poco más tranquila.

𝘿𝙚𝙨𝙘𝙤𝙣𝙤𝙘𝙞𝙙𝙤𝙨/ 𝐒𝐞𝐛𝐚𝐬𝐭𝐢𝐚́𝐧 𝐂𝐨́𝐫𝐝𝐨𝐯𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora