𝘿𝙚𝙨𝙘𝙤𝙣𝙤𝙘𝙞𝙙𝙤𝙨/ 𝐒𝐞𝐛𝐚𝐬𝐭𝐢𝐚́𝐧 𝐂𝐨́𝐫𝐝𝐨𝐯𝐚

26.

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ANDREA

Han pasado dos días de la muerte de Fernanda. El funeral fue hermoso, justo como a ella le hubiera gustado. Sus padres estuvieron presentes. No voy a negar que me hubiera gustado conocerlos de una manera diferente, una no tan triste.
No he sabido nada de Sebastián, le envío mensajes pero ni siquiera le llegan, su teléfono siempre me manda a buzón y por el trabajo, no he podido ir a visitarlo.

Kevin regresó a Pachuca, me contó de como estaba su situación en el club. Tenía que arreglarlo lo más pronto posible. De igual forma estaba deshecho por dentro, aunque no lo mostraba. Pero conozco a Kevin y se que está desconsolado, y no es para menos había perdido a su más grande amor.

Estos días se sentían bastante melancólicos, era inminente que Fernanda había dejado un vacío enorme en la vida de cada uno. Siempre voy a recordarla como ese rayito de sol que iluminaba tu día y esa luz se queda impregnada dentro de ti.

Me encontraba en el trabajo terminando de realizar unos anuncios publicitarios. No los había podido terminar por toda la situación, además de que no tenía la inspiración necesaria.
Mi trabajo se vió interrumpido cuando mi celular sobre el escritorio comenzó a vibrar.

Dudé en responder porque se trataba de un número que no tenía registrado y sinceramente esas llamadas no me daban buena espina. Cuando quise hacerlo, ya no me dió oportunidad de contestar.
Al instante volvieron a llamarme del mismo número, está vez si respondí:

— ¿Diga?.— pregunté seria.

— Hola, Andrea. Soy Ivanna, lamento molestarte.

Me sentí mucho más aliviada.

— Ivanna, hola. No pasa nada. ¿Te puedo ayudar en algo?.

— A mi no, pero a Sebastián si.— lo dijo en un tono que provocó que me preocupara.— No responde mis llamadas, ni mensajes, incluso vine a buscarlo pero nada. Me preocupa porque no he sabido nada sobre él, es más, te puedo asegurar que ni ha comido nada.

La entendía perfectamente. Al igual que ella estaba angustiada por él.

— Me encantaría darte una respuesta diferente pero te estaría mintiendo. Tampoco he obtenido respuesta de él.

— Por eso estaba pensando en que vinieras a verlo. Se que a ti te va a escuchar más que a mí.— respondió.— Entiendo que tal vez estés ocupada pero creo que tú puedes ayudar a levantarle el ánimo.

Tenía mucho trabajo por realizar pero realmente me preocupaba Sebastián y no quería dejarlo solo en este momento tan complicado. A lo mejor si podía ayudar a hacerlo sentir un poquito mejor.

— Descuida. En unos quince minutos salgo para allá.

— Perfecto. Te veo entonces.

Cortó la llamada. Tomé mis cosas y salí de la oficina con el pretexto de que tenía que realizar un trámite importante y no sabía cuánto tiempo me iba a tomar.

Llegué al edificio y subí hasta el piso donde vivía Sebastián. En el pasillo me encontré con Ivanna, no dudamos en abrazarnos.

— Gracias por venir.— me dijo al separarnos.