𝘿𝙚𝙨𝙘𝙤𝙣𝙤𝙘𝙞𝙙𝙤𝙨/ 𝐒𝐞𝐛𝐚𝐬𝐭𝐢𝐚́𝐧 𝐂𝐨́𝐫𝐝𝐨𝐯𝐚

27.

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SEBASTIÁN.

Ha pasado un mes desde que mi hermanita dejó este mundo. Todo esté proceso no ha sido nada fácil, de hecho es prácticamente imposible superar la pérdida de la persona más importante de tu vida.
Pero si que es posible aprender a seguir adelante. Entiendes que esa persona, a pesar de ya no estar en el mundo terrenal, sigue viva en tus recuerdos.
Fernanda era la persona más auténtica que he conocido, era un torbellino y si soy sincero, vivió mucho más que otras personas.

Aún me dolía su ausencia, pasar todas las mañanas por la puerta de su habitación esperando que está se abriera dejándome verla con su pijama para desayunar. En las noches me acercaba a su cama y le platicaba de mi día, incluso cuando me iba de viaje con el club siempre llevaba su playera conmigo para sentirla cerca de mi.

Pasó el día de su cumpleaños, 7 de octubre, escuché la música que a ella le gustaba y comí su comida favorita. Compré un pequeño pastel y una velita, mientras le cantaba las mañanitas me era imposible contener las lágrimas. Antes de soplar la vela, cerré mis ojos para pedir un deseo
«Vivir cada día al máximo» justo como ella lo había hecho.

Soplé la velita.

Después de lavar los platos, me fuí a mi habitación para descansar.
Al día siguiente tenía entrenamiento, estos últimos días me he sentido mucho mejor con mi rendimiento. Se que aún no llego a mi tope pero si que lo he disfrutado más.

Me encontraba en el vestidor terminando de prepararme, mientras me colocaba la playera me llegó un mensaje de Andrea.

Sonreí al instante.

— El enamorado te dicen.— expresó Jorge a lado mío.

— No te lo voy a negar.

— Y a mí me da gusto Sebas, que hayas encontrado a alguien.— me dijo.— Por lo que veo vas muy en serio.

— No quiero forzar las cosas, sobretodo por Andy. Ha pasado por mucho, quiero recordarle que el amor de verdad existe.— respondí.— Ya veremos que sucede con el tiempo.

— Con tu “ya veremos”, supongo que te refieres a dar el siguiente paso... ¿O me equivoco?.

— Vamos viendo Jorgie, vamos viendo.

Fue lo último que dije antes de salir para comenzar con el entrenamiento. Estábamos en la fase ya final del torneo y aquello se notaba con la intensidad que mostrábamos. No nos guardábamos nada, queríamos estar más fuertes para conseguir el objetivo.

Al finalizar, partí hacia mi departamento. Ya se encontraba mucho más ordenado, no como aquella vez que Andrea me sorprendió en la noche y todo estaba hecho un desastre, y lo digo en toda la extensión de la palabra.
No tenía mucho que hacer, así que decidí jugar videojuegos. Vaya que los tenía abandonados, hacía mucho tiempo que no jugaba. Interrumpí mi partida cuando me llegó una videollamada por parte de Andrea.

— Hola preciosa.

— Hola Sebas, ¿Estabas ocupado?.

— Para ti nunca lo estoy.— contesté.— ¿Tú cómo estás?.

— Todo bien, aunque olvidaba el frío que hacía aquí.