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SEBASTIÁN

El primer partido del torneo era mañana, hoy en la tarde tenía que concentrarme con el equipo. Cómo todas las mañanas tuve mi entrenamiento normal, después estaría libre y como a las 6, me iría con mi hermana al hotel.

Saliendo de ahí me fuí directamente a mi departamento. Cuando llegué llamé a Fer pero no me respondió, supuse que estaría dormida.
Fuí a su habitación pero no estaba, me acerque al baño, toqué la puerta dos veces pero tampoco me respondió.

Comencé a preocuparme porque no la encontraba en ninguna parte. Tomé mi celular iba a marcarle cuando escuché que abrieron la puerta.
Era ella.

— ¿Dónde estabas? ¿Por qué tu sola? ¿Por qué no me avisaste?.—

— Sebas, tranquilo hermano. Estoy bien.— respondió de lo más calmada.— Quedamos que no iba a estar todo el tiempo en el departamento. Necesito aire.—

— Es cierto, pero también quedamos en que ibas a decirme. ¿Y si te hubiera pasado algo?. ¿Quién te ayudaba?.—

— No ibas a ver mi mensaje de todos modos, estabas en entrenamiento. No quería molestarte.—

— Fer, no me molestas. Es solo que...—

— Te preocupas por mi, lo sé.— completo la frase por mi.— Pero ya no soy una niña, puedo cuidarme sola.—

— Si pero...—

— Pero nada.— me interrumpió.— Además como mañana es tu partido, necesitaba esto para apoyar a mi futbolista favorito.— dijo sacando un jersey del equipo con mi nombre y mi número.

— Yo pude haberte dado uno.— contesté.— Hasta autografiado.—

— ¿Y con olor a sudor? No gracias.— río.— Y los autógrafos déjalos para tus fans.—

— ¿Acaso no eres mi fan?.— expresé haciéndome el ofendido.

— Claro que lo soy, de hecho soy la presidenta de tu club. La diferencia es que yo no necesito de tus autógrafos porque todos los días te veo.—

Reímos. Le dije que preparara sus cosas porque en un rato salíamos para el hotel.

Una vez que nos reunimos con mis compañeros, uno de los directivos que estaba ahí me entregó la llave de la habitación de mi hermana, la acompañé a su habitación.
No me habían dejado quedarme con ella pero la chica que se encarga de las redes sociales del club estaría con ella, aquello me hacía sentir  más tranquilo.

— Ten, está es la llave.— dije entregándole la tarjeta.— No la vayas a perder.—

— Obvio no Sebastián.—

— Si vas a salir avísame. Mi habitación es la 348, está en el piso de arriba. No dudes en ir si necesitas algo...—

— Hermanito, voy a estar bien ¿Si?.— me interrumpió.— Tú necesitas estar concentrado en tu partido, no me va a pasar nada.—

— Se qué estarás bien.— le dejé un beso en su frente.— Vendré a las...—

— 7:30, lo sé.—

𝘿𝙚𝙨𝙘𝙤𝙣𝙤𝙘𝙞𝙙𝙤𝙨/ 𝐒𝐞𝐛𝐚𝐬𝐭𝐢𝐚́𝐧 𝐂𝐨́𝐫𝐝𝐨𝐯𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora