06.

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Mierda, mierda, mierda.

¿Qué demonios había hecho?

A la mañana siguiente el cantante fue despertado por Inupi que se le tiró encima. Ya que no podía esperar más a que despertase naturalmente, sin embargo, el cuerpo de Takemichi se resistía a levantarse y afrontar las consecuencias de sus actos impulsivos.

—¡HANAGAKI TAKEMICHI!— la furiosa voz de Koko resonó detrás de la puerta del hotel del pelinegro, el cual ahora se quería esconder bajo la cama y no salir nunca más. —¡TAKEMICHI ABRE LA PUERTA QUE NO TE VOY A HACER NADA!

—¡No, me vas a pegar!— contestó el pelinegro el cual estaba luchando con el rubio que lo miraba preocupado, se levantaron torpemente de la cama mientras se tropezaban con las sábanas, "Inupi quítate de encima, que no me vas a dejar vestir" susurró.

Seishu se sonrojó al darse cuenta que estaba tocando el torso desnudo del pelinegro, así que se obligó a sí mismo a mantenerse en sus cabales. Los golpes en la puerta eran insistentes y Takemichi estaba intentando planear salir por la ventana de la suite sin morir en el intento.

Kokonoi estaba desesperado, tanto que terminó llamando a uno de los trabajadores del hotel, pidiendo las llaves de la habitación del idol y aunque tuvo problemas para hacer acceder al hombre lo logró, en ese momento llegaron Yuzuha y Hakkai.

Entraron las tres personas a la habitación del idol y se encontraron a Takemichi siendo sujetado por el rubio, el cual tenía medio cuerpo fuera de la habitación, Inupi trataba de hacerlo entrar en razón, lo último que él necesitaba era otro escándalo y el ojiazul se estaba arrepintiendo de haber nacido.

Aquella escena hizo sentir celos a dos personas en la habitación, sin embargo, ninguno de los dos pudo hacer nada más que morderse la lengua y centrarse en lo importante.

—Takemichi-kun, por favor, no hagas una locura, no te va a pasar nada, ven.— la castaña le brindó la mano y el hombre lo dudó mientras veía a su manager.

Koko suspiró y solo le levantó las manos en signo de paz: —Ya, Takemichi, no te preocupes, en serio, solo quiero hablar.

El pelinegro estaba dudoso pero al ver las caras preocupadas de Inupi que aún se aferraba y lo miraba con ojos de perrito, la expresión física de Yazuha solo denotaba su ansiedad por la situación, mientras que Hakkai temblaba y lo miraba listo para lanzarse por si debía detenerlo a la fuerza y bueno, Koko estaba llamándolo con los brazos abiertos. Se bajó del balcón en el que se encontraba para dirigirse a la cama.

La única mujer en la habitación se acercó y lo abrazó poniendo la cabeza pelinegro en su pecho, acunando al idol. El idol no se separó porque a pesar de que no se sentía más aliviado, sabía que su amiga necesitaba ese momento.

Koko se sentó junto a él, la tensión en toda la habitación se podía cortar con un cuchillo.

—Bien, ahora, ¿Qué tan malo es?— Takemichi preguntó mientras se imaginaba el peor de los escenarios.

—¿De qué estás hablando?— preguntó desconcertado el de cabello blanco, los otros también estaban extrañados por la pregunta del pelinegro.

—Sí— insistió el idol.— ¿Me cancelaron en twitter? La prensa debe estar en llamas, joder, no he tenido ganas de ver mi celular, lo apagué antes de iniciar el concierto y ahora ni siquiera sé dónde está.

—¡Ah, ya! ¡A eso te refieres! Bueno, eso puede esperar, ahora, ¿Si quiera recuerdas lo que hiciste después del concierto?

Takemichi esperaba un regaño monumental por parte de su representante, pero lo que realmente pasó es que este lo hizo recordar lo que había hecho ya cuando llegaron del estadio en el que se presentó.

Di que sí, IdolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora