Al entrar al apartamento se encontraron con Baji, Kazutora y Draken jugando a las cartas, Emma estaba lavando los trastes y Senju tenía en su regazo a Olivia quién finalmente se había quedado dormida.
Kazutora apenas vio entrar al idol se levantó y se fue a abrazarlo.
—¡Hey, Takemichi! ¿Cómo pasaste la noche? ¿Mikey sí puede caminar correctamente?— preguntó coqueto el de mechones rubios y la pareja se puso roja como un tomate.
—Mi vida, ven y no pongas incómodo a Takemicchi, a parte te tienes que comer 12 cartas.
—¡¿Qué?! ¡Me tengo que comer tu verga! ¡¡Tengo un más cuatro!!.
—Me sirve… ¡Ah, no, que sigo yo! ¡No tengo más cartas! ¡Tora!
Y el teñido fue de nuevo a la mesa y empezaron a pelear sobre si las reglas de uno eran así y que todos hacían trampa para ganar o que si las reglas de ese juego eran ignoradas desde el comienzo de la historia y que no tenía sentido reclamar nada ahora. Takemichi volteó a ver la expresión avergonzada de Mikey, quién estaba sonrojado mientras evitaba verlo a los ojos.
Takeomi llegó con la caja gigante llamando la atención de los presentes.
—¿Qué es eso?— preguntó el del tatuaje de dragón y al ver que Takeomi simplemente elevó los hombros despreocupado, dirigió su mirada al idol quién miró a los lados y abrazó a Mikey del brazo.
—Takemicchi no tiene control con el dinero y cosa ve, cosa que quiere que comprar.
—Mikey-kun…
El menor ocultó el rostro en el cuello de Sano, Emma tapó su boca con el dorso de su mano y volteó a ver a su esposo que ya la estaba viendo mientras sonreía ligeramente. Senju veía a su mejor amigo sonreír como nunca lo había hecho, vio a su hermano que veía de reojo al pelinegro con recelo.
Se acercaron a la mesa y Emma se posó frente a ellos.
—¿Les sirvo ya? Hicimos katsudon, hay sake y vino blanco, también hay soda, la ensalada está muy buena, coman todo lo que quieran.— la rubia se veía feliz.
—Bueno, desayunamos hace como hora y media así que yo todavía no tengo hambre.— Takemichi volteó a ver a Mikey y vio cómo los ojos de mayor se iluminaron ante la mención de la comida, así que entendió todo, la rubia sabía que su hermano podía pasar las 24 horas del día comiendo cuando estaba contento así que ya tenía el plato listo, ella estaba muy satisfecha de ver a su hermano comiendo adecuadamente.
Mikey comía feliz mientras Takemichi lo acompañaba con una copa de vino, los chicos seguían peleando por las partidas de uno y Senju con Emma hablaban de sus vidas.
Al posar su atención en el pelinegro de afilados ojos cafés el pensamiento de ya conocerlo volvió a su cabeza y le fue imposible no intentar responder su pregunta.
—Oye, Baji-kun, ¿En qué instituto estudiaste tu secundaria?— preguntó el ojiazul y bebió un sorbo de su copa de vino, el otro se tensó ante la pregunta y los otros se quedaron viéndolos en silencio.
—¿Por qué preguntas?— cuestionó el pelinegro como si no fuera gran cosa pero Kazutora lo conocía lo suficientemente bien como para saber que esa pregunta le había molestado.
—Ah, solo curiosidad.— respondió incómodo el ojiazul, el de tatuaje de tigre frunció el ceño, algo estaba pasando entre esos dos e iba a averiguar qué era.
—Estudió en el Instituto Masculino de Shibuya, ¿Por qué?
Y ahí entendió su presentimiento, asintió varias veces y Baji miró enojado a su prometido que le devolvió la mirada seria, haciendo que el más alto se arrepintiera instantáneamente y terminó haciéndose pequeño en su lugar, pero sí volteó a ver mal al idol.
ESTÁS LEYENDO
Di que sí, Idol
FanfictionTakemichi es uno de los idols más importantes de la década, su éxito se debe a su encanto y talento, teniendo todo lo que en algún momento alguien podría desear. En el último día de su gira pasa algo extraordinario antes de que comenzara el conciert...