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—L-Corp. —

Me encuentro sentada ante mi escritorio, llevando a cabo mi trabajo cuando escucho los distintivos tacones de mi jefa. Al levantar la mirada, ella sonríe ampliamente, aunque sus gafas de mosca me indican que no durmió durante toda la noche, lo cual es buena señal, debió tener muy buen sexo anoche para estar tan feliz, y le agradezco a los dioses por eso.

-Su gesto de mujer pervertida complacida me indica que fue todo bien anoche — Le digo al entrar a su oficina después de ella.

-Así es — Se deja caer con elegancia en su silla.

- ¿Y por qué las gafas de mosca? –

-Tú sabes por qué — Se las quita y vira los ojos, haciéndome reír — Oh, te informo que esta noche saldré de nuevo, así que haz las reservaciones correspondientes-

-Bien — Suspiro — Y me alegra que esté de buen humor, así los empleados no querrán huir-

-No me provoques o la jefa tirana hará acto de presencia-

Levanto las manos en son de paz y salgo de su oficina yendo a mi escritorio. Ahora sé que no podré ir a almorzar, cuando ella sale dos veces con la misma mujer, significa que estará en comunicación con esta, y yo tendré más trabajo. Resignada decido apresurarme para comer alguna golosina para controlar mi hambre en unas horas. Algunos empleados nuevos se acercan a mí para que aclare sus dudas, esto no es mi trabajo, pero tengo que hacerlo o las cosas no se harán como yo quiero. El tiempo pasa rápido para mi fortuna, esto ocurre cuando trabajo sin descanso, ya llevo dos vasos de café, aunque no me quejo, puedo aguantar mis ganas de ir al baño, aunque al ver los demás ir a almorzar, me provoca cierta pesadez.

-Kara, ¿Vamos a almorzar? Yo invito — Dice Jennifer, y estuve a punto de aceptar hasta que recordé.

-No, no creo que pueda ir, siempre tengo demasiado trabajo cuando hay una cita privada programada para la... — Escucho un carraspeo familiar y sé quién es porque Jennifer prácticamente huye — ¡Señorita Luthor! ¿Olvidó algo? — Hace unos minutos había salido y ahora vuelve.

-Cancela la cita y ve a almorzar, yo puedo hacer mi trabajo — Tiene un gesto serio y brazos cruzados, mala señal.

- ¿Está segura? –

- ¡Haz lo que te ordeno! –

-Ok...-

Algo debió ocurrir con aquella mujer para que esté de mal humor ahora, pero lo averiguaré después de comer. Corro hacia la cafetería y me siento junto a Jennifer y los demás. Conversamos entre mordiscos y al terminar, regreso a mi escritorio, aunque antes de ingresar al área, alguien me hala del brazo hacia el cuarto de aseo. Unos cálidos labios hacen contacto con los míos, y delgados brazos me atraen del cuello. Me pierdo en la sensación algunos minutos, hasta que reacciono, alejando a la causante de mi inesperada excitación.

-Jennifer, aquí no — Advierto y ella hace un puchero, a lo que yo exhalo exasperada mirando hacia el techo.

- ¿Entonces dónde? — Muerde mi quijada.

-Yo te aviso — Abro la puerta y me hala del brazo, por lo que tropiezo un poco.

- ¿Lo harás? — Cuestiona incrédula y yo sonrío — Eres una cínica, ¿lo sabes? –

-Sí, ¿Y tú? –

- ¡Idiota! –

Susurra por lo bajo y me empuja contra el estante al salir. Emito un quejido al sentir dolor en la espalda, pero me fue mejor que la última vez, así que acomodo mi camisa saliendo del cuarto de aseo, limpiando mis labios con la servilleta que robé de la cafetería. Al regresar a mi escritorio, siento la mirada fulminante de Jennifer, y creo que mi jefa se da cuenta, ya que sonríe burlesca llamándome con el dedo, arqueando una ceja. Exhalo rendida, acudiendo al llamado.

¿Quién soy...? Sin TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora