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Honestamente no sé lo que está pasando, pero, creo que me agrada. Es decir, a mi cuerpo le agrada, más de lo que esperaba pues solo bastaron unos segundos para que correspondiera al beso, y quisiera saber en qué momento mis manos se movieron a su cintura, pero la verdadera pregunta aquí es otra.

- ¿Por qué estás besándome? — Pregunto al apartarme un poco y ella sonríe arqueando su ceja.

- ¿No te gusta? — Cuestiona con diversión.

-No dije eso-

Lena ríe y yo no puedo evitarlo así que la acerco más a mi cuerpo para volver a besarla mientras ella clava sus dedos en mis bíceps. Todos estos años que la vi devorarse a esas mujeres en sus citas nocturnas cuando la acompañaba en el auto al estar ebria, no tenía idea de que tuviera esta habilidad con la lengua, mi ex jefa besa muy bien. Mis manos parecen tener mente propia y justo cuando están a punto de descender, Lena las detiene al sujetarlas mientras se aparta para verme con ese gesto de bruja malvada, sabe que me tiene.

-Alto ahí vaquera-

- ¿Qué? — Me hago la desentendida y coloca mis manos junto a mi cuerpo.

-No vamos a tener sexo ahora-

- ¿Por qué? — Ok, ¿De dónde salió eso? — Digo...-

-Llevamos días sin tener sexo por lo que estamos en un estado que conocemos y sería algo extraño — Arruga la nariz, sonriendo — ¿Cómo crees que nos sentiremos después de complacernos? –

-Tienes razón — Exhalo, pegando mi espalda a la puerta de nuevo.

-Tengo dos meses para convencerte que te cases conmigo, para que ambas veamos si somos capaces de vivir juntas y sentir algo más que cariño, así que no quiero acelerar las cosas simplemente porque estamos frustradas-

-Bueno, yo tengo mayor resistencia en esto que tú — Digo con tono engreído — ¿Cuánto más crees que puedes soportar? –

-Aunque me vuelta loca te juro que puedo soportar dos meses — Lanza una mirada retadora — Pero sabes que no seré la única, tú también comenzarás a enloquecer — Palmea mi mejilla y gira la manija de la puerta por lo que casi caigo, aunque logro estabilizarme — Ahora, vamos a dormir querida novia-

-Definitivamente suena cada vez más raro — Menciono sacudiendo mi cuerpo por los escalofríos y la veo caminar hacia las escaleras — ¿Vamos a dormir juntas después de lo que ha pasado? — Pregunto al seguirla por el pasillo.

-Sí, ¿Por qué? — Me mira con burlesca maldad al meterse bajo las cobijas.

-Porque... — Muevo las manos señalándonos a ambas y vuelve a reír — Creo que iré al sofá-

-Sí sale de esta habitación yo ganaré y mañana te casarás conmigo — Mi pie queda en el aire justo en el marco de la puerta — Yo también me siento así porque tienes razón, mi resistencia no se compara a la tuya, pero tenemos un trato y pienso conseguir mi objetivo — La escucho suspirar — Regresa a la cama, Kara-

-Bien-

Creo que el besar a alguien siempre te deja una sensación acorde al momento en que te encuentras, pero ahora no sé cuál sea mi sentimiento exacto. Nunca vi a Lena como algo más, la quiero por supuesto, pero no de manera romántica y no para tener sexo. Somos tan diferentes en ese ámbito y sin embargo nos encontramos aquí, nerviosas y con deseos de seguir. Sé que ella está tan extrañada como yo, necesitando una respuesta que aclare nuestras dudas, y creo que ambas pensamos en la misma persona.

Samantha Arias.

Ella cada vez que puede nos dice que estamos cegadas, que no queremos ver el evidente enamoramiento que tenemos y el cual ocultamos tras los principios del trabajo. Y en este momento estoy considerando sus palabras, sí, yo estoy considerando sus palabras, por todos los dioses.

¿Quién soy...? Sin TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora