- 9 -

6K 707 270
                                    

Maratón 3/4

—Tres días después —

Después de firmar los documentos correspondientes para el préstamo, subo a mi auto y conduzco lo más rápido permitido por las leyes de transito rumbo a la empresa. Al estacionarme, puedo notar que Alan luce nervioso, esquivando mis ojos, algo malo debió pasar, así que me aproximo a él, viendo como con cada paso, parece encogerse más y más.

-Habla — Ordeno, y él rasca su sien, nervioso — Alan Banner — Advierto y suspira derrotado.

-Ella me ordenó que no le dijera nada, y amenazó con despedirme — Viro los ojos, resoplando — Pero ya que está usted aquí...-

- ¡Alan sólo dilo! –

-Está enferma — Responde rápido.

- ¿Qué? –

Alan simplemente asiente, bajando la mirada y yo toco mi frente, maldiciendo la necedad de mi jefa. No le digo nada más e ingreso a la empresa, saludando a los guardias de seguridad y la recepcionista. Mientras subo con ayuda del ascensor, recibo mensajes en mi correo electrónico, pero prefiero responderlos después, y camino rápidamente hacia la oficina de mi jefa, quien está frente a su barra de bebidas, sirviéndose whisky. Siendo más rápida, le arrebato el vaso, dejándolo en la barra y la tomo del brazo para hacer que me mire, aunque no está dispuesta a hacerlo.

-Vaya manera de saludar — Dice con aparente diversión — ¿Cómo te fue? –

-Quítese eso — Apunto a sus gafas de mosca.

- ¿Perdón? — Puedo ver su ceja arquearse — ¿Estás dándome una orden? –

-Sí — Le quito las gafas, abriendo mis ojos de asombro al ver los suyos hinchados — ¿Qué mierda...? –

-Dame eso — Vuelve a ponerse las gafas y vuelve a su silla — Estoy bien, no empieces a...-

-Nada de bien — La levanto en brazos, escuchándola emitir un grito agudo — Vamos a su casa-

- ¡Bájame ahora! — Ordena y yo sonrío, caminando hacia el ascensor — ¡Te despediré si no lo haces! — Incluso los demás se ríen de esa amenaza vacía y yo oprimo el botón del ascensor — ¡Kara! –

-Puede gritar y amenazar todo lo que quiera, no la voy a bajar hasta que lleguemos al auto — Digo en cuanto nos encontramos dentro del ascensor — ¿Cómo es posible que esté trabajando en estas condiciones? –

-Sólo es una estúpida gripe — Cruza los brazos, haciendo una rabieta.

-Claro, una estúpida gripe que funciona como un resfriado horrible — Las puertas se abren y Alan rápidamente abre la puerta trasera del auto — Vamos al Pent-House, Alan-

-Entendido-

-Traidor — Mi jefa dice entre dientes, y él sonríe nervioso.

-Él hace su labor de informarme lo que le ocurre, y sí lo despide, me iré con él-

-Vaya par de insubordinados-

Sigue en esa pose niña mimada hasta que la coloco en su cama, quitándole los tacones y abrigo. Le ordeno a Alan que vaya por el doctor y yo ingreso al baño para abrir el kit de emergencia, sacando un termómetro, el cual coloco bajo su brazo. Intento tocar su rostro, pero me detiene, al tomarme de la muñeca.

-No me toques, voy a contagiarte — Aleja mi mano y yo suspiro.

- ¿Por qué no me informó de esto? –

-Tenías que estar enfocada en tu madre, ¿Cómo esperas que interrumpa? –

-Eliza ya tiene una cita programada en uno de sus hospitales, afortunadamente el cáncer no está tan avanzado, así que es cuestión de cirugía, así que no es una excusa valida, porque usted también me importa-

¿Quién soy...? Sin TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora