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—Un mes después —

El primer ha pasado tan rápido que siento quedarme sin tiempo, pero aún tengo 30 días más en los que puedo llevar a cabo mi plan. Es notable el cambio entre ambas y no se puede negar que realmente nos sentimos atraídas la una de la otra, sin embargo, el amor es algo que puedo estar segura de sí existe en nuestro caso ahora. Desde el segundo año de conocernos nos gusta estar juntas, acompañarnos en nuestras aventuras con mujeres y apoyarnos cuando nuestros traumas salen a la luz, ella por la nieve y yo por los espacios cerrados, así como el tacto en mi cuerpo, pero eso podría llamarse costumbre y me temo que podría ser igual actualmente.

En este momento me encuentro sola en la granja así que decidí descansar después de llevar a cabo mis tareas y sacar la mecedora para sentarme bajo la sombra del árbol. Hice una mueca al ver la sangre de Kara todavía impregnada en la corteza de éste pues recuerdo cuán mal se sentía ese día y no quería que fuera así, que se auto lastimara por la culpa. Exhalo dando vuelta a la hoja del libro que he estado leyendo y decido colocar el separador para cerrarlo y contemplar el paisaje.

A la lejanía puedo ver al ganado pastando, así como algunas aves sobrevolándolo. La tranquilidad se acaba cuando escucho el rechinido de la camioneta, le dije a Kara que compráramos repuestos, pero a veces su orgullo es exagerado. Sonrío al verla bajar del vehículo sacudiéndose el polvo que es mucho más de lo que se podría esperar. En cuanto escucho mi risa levanta la mirada encontrándose con mi gesto de burla y vira los ojos viniendo hacia mí.

-Creo que sería prudente ducharte afuera — Sugiero sin dejar mi tono de burla — Sí ingresas a la ducha con esa cantidad de tierra podrías averiar la tubería-

-Muy graciosa — Se inclina para darme un beso en los labios, esto es nuevo, pero no me quejo — ¿Qué estás haciendo aquí? –

-Leyendo y descansando — Muestro el libro y asiente — Y la comida ya está lista sólo usa el microondas si la quieres caliente-

-No tengo hambre — Se deja caer a mi lado en el suelo.

- ¿Por qué? — Pregunto al ver su gesto preocupado — ¿Pasa algo? –

-Sí, la cirugía de Eliza es en dos semanas — Responde, suspirando — Y ahora está tomando medicamentos muy fuertes que la hacen dormir demasiado y sabes cómo es, no le gusta quedarse quita por lo que Jeremiah tiene que cuidarla aún más porque la estúpida de su hija se fue de viaje-

-Me pregunto de dónde saca dinero esa indigente — Digo con enojo — ¿Cómo se atreve a irse cuando su madre está en ese estado? –

-A Alex no le importa nadie más que no sea ella, y en cuanto al dinero he de suponer que pidió dinero a alguien más, pero esta vez no ayudaré a pagar otra deuda suya-

-Por supuesto que no lo harás o te mato — Esto la hace sonreír — Hablo en serio, por culpa suya dejaste la Universidad y terminaste como asistente cuando podrías ser un ingeniero reconocido-

-Sí, pero fui tu asistente, ¿Qué habrías hecho sin mí? — Menciona con diversión.

-Cierto, probablemente la empresa no sería lo que es hoy sí tú no estuvieras a mi lado — Pellizco su mejilla — Como dicen los ancianos, por algo pasan las cosas-

-Supongo que sí — Suspira — Espero que todo salga bien en la cirugía-

-Por supuesto que sí, Eliza es muy fuerte y tendrá a los mejores médicos a su disposición, y después la tendremos reprendiéndonos por haberle ocultado nuestro noviazgo de prueba-

-Sí, probablemente nos golpee con la cuchara de madera-

Entramos a la casa después de reír un poco y yo me dirijo a la sala mientras que ella va a la cocina para comer. Enciendo la radio y al estar buscando una estación diferente a la que solemos escuchar el sonido del teléfono detiene mis movimientos. Apaga el aparato y descuelgo éste para responder.

¿Quién soy...? Sin TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora