Nutella

13.3K 190 23
                                    


«Hay alimentos que solo se deberían degustar
sobre el cuerpo que adoraríamos devorar»

Con el pote de Nutella en mis manos, procedo a terminar de preparar el manjar dulce que sé que a mi chico le va a gustar comer. Lo dejo preparado sobre la mesa de la cocina para que cuando llegue pase por la sala de estar, se dirija por el pasillo hasta la última puerta y lo tenga a su disposición para devorar.

Oigo la puerta del frente abrirse.

Ha llegado justo a tiempo, he terminado.

—Car, he llegado. —Su voz grave se escucha animada. Antes de preparar su manjar dulce, lo llamé para saber si estaba de buen humor para hacer esto. No podía prepararle algo y tener que desecharlo porque no estuviera con ánimos para comerlo. A veces, su trabajo en la oficina lo deja agotado y sin ánimos para nada cuando llega a casa. —¿Dónde estás, mi amor? —pregunta con voz ronca y juguetona.

—¿Mi León quiere jugar? —audaz, introduzco su nombre en la pregunta que formulo en voz baja y provocativa, que le llega desde la cocina.

Oigo que se ríe con malicia. Puedo imaginar su sonrisa de lado, la que usa conmigo cuando lo que le propongo le gusta y quiere llevarlo a cabo sin demoras.

El corazón me late más veloz en el pecho.

—Siempre, Carla. —responde.

Sonrío osada aunque no pueda verme.

Oigo sus pasos que lo dirigen por el pasillo, dejando atrás las puertas de las habitaciones y baño a su izquierda y derecha, llega frente a la puerta abierta de la cocina y desde el umbral observa lo que he preparado sobre la mesa que antes dejé desprovista de sillas.

Se ha quitado el saco gris del traje de camino aquí, y también la corbata negra que eligió esta mañana antes de salir, ahora solo lleva el pantalón del mismo color que el saco, la camisa blanca, abierta en la parte superior, y los zapatos negros.

Lleva el pelo castaño claro despeinado y luce sus facciones marcadas libres de vello facial, puedo deleitarme con su atractiva y fuerte mandíbula.

En la mañana se fue muy elegante, pero ahora está muy sexy. Para devorarlo.

Lástima, él no será devorado aquí y ahora.

Las pupilas en sus ojos avellana se dilatan al ver el dulce que podrá degustar en segundos.

Estoy sentada con las piernas cruzadas sobre la mesa, en su cocina moderna y lujosa, y las manos apoyadas a los costados de mi cuerpo, con el pelo oscuro atado en un moño, completamente desnuda y con Nutella esparcida por mis pechos, abdomen, cintura, caderas y pubis sin vello.

El manjar dulce soy yo.

Deslizo el dedo índice de mi mano derecha entre mis pechos y lo llevo a mi boca, chupo la Nutella y gimo bajito con los ojos cerrados.

Cuando los abro segundos después, no me pierdo su mirada abrasadora y la nuez en su garganta que sube y baja al tragar.

Quiero lamer esa nuez.

—León, deberías probar este dulce. —le digo sin dejar de mirarlo fijamente.

No pasa mucho hasta que se acerca, apoya sus manos, cerca de las mías, a los lados de mi cuerpo y desliza su lengua por toda la piel de mis pechos cubierta de Nutella, sin llegar a lamer los pezones.

Relatos Cortos © [Completa] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora