—¿Qué estás leyendo? —contuve el aliento al oír a mi novio preguntar.
La voz grave de Miller me hizo sentir un cosquilleo en el bajo vientre.
Me encontraba recostada en nuestra cama, había llegado de correr hacía una hora, me había duchado después y en ese momento sólo vestía una sudadera gris y bragas rojas, y mi cabello castaño claro continuaba húmedo sobre mi hombro.
Bajé un poco el libro abierto entre mis manos y lo miré sobre el mismo.
Sus ojos grises recorrieron mis piernas expuestas y subieron hasta los míos, avellana.
Su nuez subió y bajó al tragar saliva.
—Leía un relato erótico —dije con la voz afectada.
Al llegar de correr quise leer un rato y agarré el libro de relatos eróticos, los cuales no sabía que existían, que él me había regalado el mes pasado.
Cada uno de ellos estaban narrados de una forma tan explícita que podía sentirlo todo en mi piel, me sentía la protagonista de cada historia y terminaba necesitando a mi novio para calmar mi excitación.
Miller volvió a tragar saliva.
—Sabes cuánto te afecta —musitó y su voz rasposa sonó peligrosa.
Dio un paso hacia mí.
—Sí, lo sé —dije jadeante. —¿Quieres ver cuánto me afectó esta vez? —pregunté, y comencé a abrir mis piernas para él.
Sus ojos descendieron hasta la unión entre mis muslos.
Tragó saliva otra vez, sus pupilas se dilataron y apretó los puños, por su reacción supe que mi ropa interior tenía una mancha húmeda en el centro.
Dejé el libro a un lado y me quité la sudadera. Miró mi cuerpo sin impedimentos. Mis pechos redondos y pequeños con los pezones duros.
Agarré mi pecho izquierdo con una mano y deslicé la otra por mi vientre, llevándola debajo de mis bragas sin dejar de mirarlo.
Miller siguió con la mirada mi mano derecha y me deleité en los segundos previos a que perdiera el control y se abalanzara sobre mí.
Rocé mi clítoris hinchado y húmedo, cerré los ojos, gemí al instante y arqueé la espalda.
Los abrí cuando oí su ropa cayendo al suelo, ya no vestía el saco negro ni la camisa azul oscuro, exhibía su físico de puro músculo, y comenzó a desabotonar sus jeans.
Se los quitó en segundos y subió a la cama, haciéndose sitio entre mis piernas.
Ambos estábamos en ropa interior.
Agarró mis muslos por la parte de atrás, me agarré a su cabeza de cabello castaño oscuro, abrió más mis piernas y hundió su cara en mi sexo cubierto.
Arqueé la espalda otra vez, su acción me robó un gemido.
Inhaló el aroma de mi excitación y lamió la mancha de humedad en las bragas.
Se puso de rodillas abruptamente, llevó sus manos a mi ropa interior y me la quitó para luego estirarse y guardarla en uno de los cajones en su lado de la cama.
—Esas son mías, Olivia —dijo mientras se acomodaba nuevamente entre mis muslos. —Guardan la evidencia de que disfrutas con los libros que te regalo —comentó con picardía y un brillo peligroso en los ojos.
Le sonreí, mordiendo mi labio inferior.
Miller abrió la boca y con ella abarcó todo mi sexo, succionó y curvé los dedos de los pies al mismo tiempo que arrugaba las sábanas con mis manos. Sacó su lengua y lamió desde mi centro hasta mi clítoris, llevando mi humedad hasta allí para luego succionar y tragar.
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Short Story(Contenido para adultos) Aquí encontrarás relatos cortos sobre parejas (o no) en un ambiente de puro erotismo y sensualidad, romanticismo y respeto. (Algunas historias contienen una breve descripción e inician) |No te vayas sin leer «Matrimonio arre...