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Hoy es mi cumpleaños.
Y justo ahora lo estoy festejando junto a mis amigas en una discoteca, una con una temática muy particular que te contaré en breve.
La música está alta, la luz baja, bailamos y bebemos llenas de alegría, igual que todas las personas a nuestro alrededor, llenas de energía.
Levanto las manos hacia arriba, fijo mis pies en tacones negros al suelo y contoneo mis caderas al ritmo de la música.
El vestido corto y negro, con transparencias en el escote en V y mangas largas, se desliza con soltura alrededor de mis curvas de cintura para abajo, ya que es ajustado en la parte superior.
Llevo bailando varias canciones y comienzo a sentir la boca seca. Quiero beber algo.
Antes de irme, le aviso a una de mis amigas, a mi derecha, que voy a la barra por algo de beber.
Me abro camino entre la variedad de cuerpos, y llego a la impecable barra color caoba. En la pared frente a mí, en las diferentes estanterías, observo que hay múltiples bebidas alcohólicas y ninguna se repite.
Alucinante.
Un barman se coloca en mi campo de visión. Su atractivo me impacta, y su vestimenta también.
Está hecho para noquear visualmente a toda mujer que entra al establecimiento.
Al igual que lo hace cada uno de los demás.
¿Puedes intuir cómo se llama la discoteca en la que estoy?
Se llama Olimpo.
Y hay 3 razones por las que esta discoteca se llama así, y las voy a detallar a medida que llegue su momento.
Uno: Cada barman viste un disfraz de dios griego que consiste en una túnica blanca atada sobre un hombro que deja ver sus fuertes y definidos brazos, una cuerda dorada atada a la cintura y una diadema griega dorada sobre sus brillantes cabellos. También llevan sandalias de gladiador doradas que quedan a la vista por la corta vestimenta sobre sus muslos.
Cada uno de ellos lleva el nombre de un dios griego sobre el disfraz.
En mi campo de visión está Eros, dios del amor y de la atracción sexual.
—¿Qué beberás, Perséfone?
Frunzo el ceño al oír que se dirige hacia mí con un nombre que no me pertenece, y luego recuerdo donde estoy.
Tal vez cada barman llama por el nombre de una diosa griega a las chicas que se acercan por una bebida.
—Sorpréndeme. —digo con una sonrisa.
Eros me encandila con su hermosa sonrisa, y vivaces ojos celestes, se aleja un poco, y procede a prepararme algo.
Hoy es jueves, y solo este día de la semana, las chicas pueden beber gratis hasta medianoche.
Solo quedan unos minutos para ello.
Y se acerca la razón n°2.
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Relatos Cortos © [Completa] ✔
Short Story(Contenido para adultos) Aquí encontrarás relatos cortos sobre parejas (o no) en un ambiente de puro erotismo y sensualidad, romanticismo y respeto. (Algunas historias contienen una breve descripción e inician) |No te vayas sin leer «Matrimonio arre...