Me recorría un intenso deseo de comer algo que no tenía a mi alcance.
Aquello me estaba sucediendo más seguido de lo que esperaba.
Y había llamado a Nino para que me trajera la mayor fuente de mis antojos.
Él.
Oí la puerta principal y los pasos posteriores de Nino hacia nuestra habitación.
Me encontraba sentada en el borde de la cama con una bata de seda roja abierta sobre un body de encaje negro, atando mi cabello pelirrojo en un moño desordenado.
Nino abrió la puerta y se acercó a mí.
Nos encontramos a medio camino, estiré mis brazos hacia él.
Quería besarlo, devorarlo y algo entre nosotros me lo impedía.
Mi vientre abultado.
Estaba embarazada de 6 meses y las hormonas me volvían loca, me convertían en una mujer necesitaba de muchas cosas.
Tenía antojos a toda hora y el mayor antojo en ese momento era aquel hombre de metro ochenta, pelo negro y ojos azules, Nino.
Lo abracé, su cuerpo musculoso y firme, cubierto por la camisa negra y pantalón de traje, quedó en contacto con el mío, más suave.
Su olor masculino inundó mis fosas nasales, haciéndome desearlo más.
Posó sus manos con delicadeza en mi cintura, y llevé mis labios a su cuello, besé y saboreé la piel allí.
Me estaba dando un festín con su olor y sabor.
—Eva —gimió ante mi ataque. Empleó la voz ronca y baja que siempre tenía al estar excitado.
Y saberlo sólo me excitó más.
Dejé su cuello y ataqué sus labios con pasión, salí en busca de su lengua y no dejé de besarlo hasta estar mínimamente satisfecha.
Cuando me separé de sus labios, los cuales estaban hinchados por nuestro beso, me sonrió encantado por mi asalto.
Acerqué mis labios nuevamente a los suyos y mordí su apetitoso labio inferior. Inmediatamente llevó una de sus manos a mi nuca y me besó con más intensidad.
Gemí y apreté los muslos, la necesidad de sentirlo comenzaba a ser dolorosa.
Nos di media vuelta y avancé, sin dejar de besarlo, hasta que sus piernas tocaron el borde del colchón.
Dejé de besarlo, apoyé mis manos en sus fuertes pectorales y lo empujé. Era un hombre ancho y fuerte, pero se dejó caer para complacerme.
Lo tenía acostado, con los brazos flexionados a los lados, sobre nuestra enorme cama para mi absoluto disfrute.
—Puedes hacer lo que quieras conmigo, Eva —murmuró en voz baja y ronca.
Mi necesidad por él aumentó.
Trepé sobre su cuerpo y busqué el botón de su pantalón de traje.
Introduje mi mano dentro del boxer y saqué su miembro venoso, erecto y caliente, el cual no podía rodear por completo con mi mano.
El líquido preseminal humedeció mi pulgar cuando lo deslicé por el glande, luego lo llevé a mis labios y chupé.
Nino gimió sin dejar de mirar lo que hacía.
Su sabor me enloqueció. Ya no pude esperar otro segundo sin sentir su dureza dentro de mí.
Llevé una mano a mi sexo e hice la tela mojada del body a un lado.
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Short Story(Contenido para adultos) Aquí encontrarás relatos cortos sobre parejas (o no) en un ambiente de puro erotismo y sensualidad, romanticismo y respeto. (Algunas historias contienen una breve descripción e inician) |No te vayas sin leer «Matrimonio arre...