Me despierta un fuerte grito.
Abro los ojos abruptamente y noto que el grito proviene de mis labios entreabiertos.
Pero no es un grito, es un gemido.
Siento mi cuerpo arder, el pulso acelerado y la respiración agitada.
Cierro los ojos y me concentro en respirar tranquilamente en un intento de apaciguar las palpitaciones y el calor por todo mi cuerpo.
A mi espalda, el colchón se hunde.
Una mano toca mi hombro izquierdo y poco a poco hace que apoye la espalda en la cama.
Abro los ojos y veo la mirada oscura de mi guapo novio pelirrojo, Max, recién salido de la ducha.
Tiene el cabello húmedo y despeinado, apunta en todas direcciones.
Su rostro, cuello, pecho, hombros y brazos están salpicados de pecas, las cuales he contado con besos en varias ocasiones.
Mi mirada desciende, y su abdomen marcado se tensa ante mi escrutinio.
Más abajo, una toalla blanca envuelve sus estrechas caderas y deja a la vista el inicio de sus oblicuos, la V que se dirige a su entrepierna.
La vista de su cuerpo, con gotas de agua esparcidas por su piel blanca llena de pecas y el olor masculino de su gel de ducha me hace necesitarlo con urgencia.
—Fóllame. —exijo.
Max desliza la sábana de seda roja por mi cuerpo desnudo, se ubica entre mis muslos, se pega a mi anatomía y desliza su brazo izquierdo por debajo de uno de mis omóplatos y lleva su mano derecha a la toalla.
De un tirón se la quita y la tira al suelo.
Se acomoda mejor entre mis muslos y lleva su brazo derecho alrededor de mi cabeza, me enjaula.
Mueve su pelvis hacia atrás y su glande roza mi húmeda entrada.
Me arqueo para recibirlo mejor.
Se introduce poco a poco, mi cuerpo lo reconoce y se adapta a su gruesa longitud.
Gimo.
Max empuja más, más y más.
Se toma su tiempo mientras observa mis expresiones.
Finalmente, su miembro ha entrado por completo.
Me aprieto a su alrededor.
Gemimos sobre la boca del otro.
Sus ojos marrón oscuros están sobre los míos, negros.
Todo su cuerpo se encuentra sobre el mío y me fascina su abrazo caluroso.
Le sonrío extasiada. Apoyo mis manos en los costados de su cuerpo, y beso sus labios.
Max comienza a moverse sobre y dentro de mí.
No me folla.
—Te haré el amor. —anuncia sobre mis labios.
Dejo que su cuerpo le dé al mío el alivio que necesita.
No recuerdo el sueño que estaba teniendo antes de despertar con mi propio grito, pero sé que estaba a punto de tener un orgasmo.
Max tiene su frente sobre la mía, nos miramos a los ojos a medida que su vaivén dentro de mí sigue sin detenerse.
Me quita el aliento con su manera de amarme en profundidad. Me hace el amor con la mirada, con su cuerpo, y con el alma.
Cambia su vaivén por movimientos circulares que alteran mis sentidos y gimo más alto.
Besa mi rostro.
Desciende a mi cuello y lo llena de miles de besos. Mi piel no podría ser más adorada en este momento.
Entre tanto dulce amor, mi cuerpo se estremece y experimento un orgasmo profundo y largo.
—Aaaaah. Oh, Max. —gimo, y me muevo contra su cuerpo.
—Te quiero tanto, Roma.
El orgasmo me deja temblorosa y sin suficiente aire en los pulmones.
Cuando me recupero, le sonrío, sostengo su rostro pecoso entre mis manos y lleno de besos su apetitosa boca.
Este maravilloso ser me ha enamorado desde el primer momento que me encandiló con su afectuosa personalidad.
—También te quiero, Max. No sabes cuanto.
Suspira cerca de mi oído.
Su erección sigue firme dentro de mí.
Max vuelve a moverse de la misma forma que antes.
Con una lentitud abrazadora.
Me besa con pasión, y recorre mi boca con su lengua.
Le respondo de la misma manera.
Coloco mis manos alrededor de su cuello y las piernas alrededor de su espalda baja.
La posición hace que Max pueda profundizar mucho más con sus penetraciones.
Lo aprovecha.
Sus manos se deslizan bajo mis omóplatos y se agarra a mis hombros.
Firme.
Eso me advierte de lo que viene.
Max comienza a chocar con intensidad su pelvis contra la mía, sus manos en mis hombros evitan que me deslice sobre la cama.
—MAX. —grito su nombre, sobrecargada de sensaciones placenteras.
Sigue pegado a mí, solo su pelvis se despega y vuelve a conectar con la mía.
La habitación se ha llenado de los sonidos que crean nuestros cuerpos al unirse con ferocidad, y mis gritos de placer acompañados de los gruñidos bajos de Max.
—Te doy lo que pediste al despertar. Te follo. Me follo a la exquisita mujer que me tiene locamente enamorado. —su voz ronca por el sexo se hace presente.
Lo abrazo con fuerza entre mis brazos y piernas.
—AAAAH —gimo, por sus palabras dichas en ese tono y por su semen caliente que inunda mi sexo.
Max lleva su mano entre nuestros cuerpos y estimula mi clítoris.
Con su miembro y semen dentro de mí, llenándome, alcanzo el orgasmo y exprimo sus últimas gotas.
Nos besamos con amor, entrega y pasión, deleitándonos en boca del otro luego del placer que nos brinda la unión de nuestros cuerpos.
Su abrazo caluroso es algo que permanecerá presente en mis noches y días por el resto de mi vida.
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Relatos Cortos © [Completa] ✔
Short Story(Contenido para adultos) Aquí encontrarás relatos cortos sobre parejas (o no) en un ambiente de puro erotismo y sensualidad, romanticismo y respeto. (Algunas historias contienen una breve descripción e inician) |No te vayas sin leer «Matrimonio arre...