2. EL ESPEJO

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Estaba tranquilamente en mi habitación cuando mi paz fue interrumpida por la música todo volumen que venía de la habitación de Kilian. Salgo al balcón, dónde él está sentado en una silla, aún tiene algunas manchas azules de la broma del otro día.

— ¡Apaga eso Walter! —  le grito, para que me oiga.

— ¿Que dices? ¡No te oigo! — dice señalando su oreja con una sonrisa.  

¡Lo hace aposta el muy maldito!

— Agh — digo frustrada y vuelvo a entrar en mi habitación. 

Le voy a dar de su propia medicina. 

Pongo canciones de YouTube en mi altavoz que se conecta con Bluetooth, las pongo lo más alto posible.

— ¡Apaga eso que no puedo escuchar la canción! — me grita Kilian desde el balcón.

Yo salgo al Balcón y le digo.

— ¡¿Me estabas diciendo algo?! ¡Es que no te he oído! — le digo sonriendo.

— Agh, yo bajo mi música, si tú bajas la tuya, ¿trato hecho? — me dice ofreciéndome su mano, a modo de paz.

— Trato hecho — le digo estrechándose la mano — Haremos una tregua esta vez... 

Los dos bajamos la música y volvemos a hacer lo que estábamos haciendo.

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Narra Kilian:

Es divertido pelearme con Anne, lo no tan divertido es no poder quitarme el colorante azul, me he duchado tres veces y se ha quitado un poco, pero yo sigo azul.

Esta chica, que ideas tiene en la cabeza... No sé va a salir con la suya tan fácilmente, de eso nada.

— ¿Tú para que quieres tinte de pelo rosa? — me pregunta mi mejor amigo, Mateo.

— Ya lo verás en el instituto mañana... — le digo sacando el tubo de tinte de la caja. 

— ¿Vas a teñirte el pelo de rosa? Y yo que pensaba que ya te había bastado con eso de que Anne te tirase un cubo lleno de colorante azul... — dice divertido.

— Que no es eso, idiota... — le digo dándole un golpe en su hombro.

— Ah, ya veo, quieres teñir le el pelo a Anne de rosa, ¿no es así? — deduce él. 

— Si, es eso — digo desplegando el papel de las instrucciones del tinte. 

— ¿Y como vas a hacerlo? ¿Vas a colarte en su habitación? — me pregunta Mateo dejándose caer en la cama. 

— Pues si, voy a entrar por el balcón, nuestros balcones están cerca — digo.

— ¿Y si está cerrado? — me dice Mateo.

— Pues no lo sé, esperemos que esté abierto — le digo, mostrándole mis dedos cruzados. 

— No me habías dicho que Anne había quedado con sus amigos a las 6, es que te lo digo porque son las 6:15 — me dice mi mejor amigo.

— Hora de empezar mi venganza — digo, saliendo al balcón.

Cuando estoy en el balcón de Anne cruzo los dedos para que la puerta esté abierta, y por suerte se abre. Entro y observo la habitación, tiene la cama hecha, pero el escritorio está muy desordenado y hay papeles por todos lados.

Entro a su cuarto de baño y pongo el tinte rosa en su bote de champú. Espero que no note que el champú ha cambiado de color.

Salgo del baño y salgo al balcón. Cuando vuelvo a entrar a mi habitación mi mejor amigo me está esperando.

— Ya está hecho — le digo, con una sonrisa divertida.

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Narra Anne:

— ¡Tendrías que haberle visto la cara, Josh! Cuando le tiré el cubo de agua no se lo esperaba —exclamo.

— Pobre chico — dice este riendo a carcajadas.

— ¡De pobre chico nada, esa era mi venganza! — le digo.

— ¡El día en que dejen sus bromitas va a ser el fin del mundo! — dice Elena.

— Pues ese día no va a pasar, o por lo menos no de mi parte, seguro que ahora mismo está preparándome una broma para que supere la mía — digo segura. 

— Ay, no tenéis remedio... — dice Josh, negando con la cabeza y los tres nos ponemos a reír.

Oigo mi móvil sonar y veo que es una alarma.

— Ya es hora de irme — les digo a mis mejores amigos.

Siempre me pongo alarmas porque sino el tiempo se me pasa volando y llego tarde a casa.Me despido de mis amigos y me voy a mi casa.

Al entrar veo que mi madre está hablando con la señora Walter, Mary.

— Hola — las saludo. 

— Hola — me dicen las dos a la vez

— Hablando de la reina de Roma, estábamos hablando de ti... — dice mi madre.

— ¿De mi? No estaréis diciendo cosas feas, ¿no? — pregunto echándoles unas miraditas acusatorias.

 — No, bueno es que también estábamos hablando de Kilian... — me dice Mary.

— Yo y Kilian en una misma conversación, seguro que no es nada bueno — digo sentándome con ellas, porque haber, odio a su hijo, pero a Mary, no.

— Estábamos diciendo que haríais buena pareja, si dejaseis de gastaros bromitas — dice Mary y las dos amigas sueltan una risita.

— No se ofenda señora Walter, pero es más probable que haya marcianos en Marte, que yo acabe siendo la novia de su hijo — digo con sarcasmo.  

— Eso es lo que dicen todos siempre, pero luego... — dice mi madre — Nunca digas nunca, Anne... 

— ¡Ay, vaya dos, conspirando contra el mundo! — exclamo. 

— Hablando de conspirar y de bromitas, Mary acaba de decirme que el otro día le tiraste un cubo de agua a Kilian y acabó del color de los pitufos — dice mi madre, mirándome como si me regañase con la mirada. 

— Si, bueno, se la debía, él el otro día me tiró un cubo de agua fría... — digo en mi defensa.

— Ya hablaremos luego señorita — me dice mi madre.

Yo ruedo los ojos.

— Me voy a duchar... — digo dirigiéndome hacia el baño.

Me dirijo al baño, me ducho cantando y bailando libremente por todo el baño. Miro el espejo...

Gracias al vapor del agua el espejo se había empañado, cuando me vi en el espejo y vi lo que ponía... Casi me da algo.

¡Tengo el pelo rosa!

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¡Tengo el pelo rosa!

- ¡¡¡¡¡¡Yo lo mato!!!!!!

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Hola, ya sé que la foto del espejo ha quedado un poco cutre, pero es que intenté hacerlo en mi baño pero no se veían las letras, F

Espero que os haya gustado el capítulo 😊.

TE ODIO, PERO TE QUIERO (Del Odio Al Amor Hay Solo Un Paso) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora