Capítulo 2: Quédate.

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-Te agradezco mucho que me hayas traído al hospital. Lamento sí fue una molestia.- Hablé después de un largo tiempo en silencio en el camino.

Ethan permaneció callado un minuto, después respondió.

-No pensaba dejarte ahí, tirada y sola.- Dijo sereno.

-¿Podrías explicarme qué sucedió? Realmente no recuerdo nada.- Me mordí el labio avergonzada.

Ethan suspiró frustado. Tenía la impresión que no quería tocar el tema.

Espera. Ningún tema.

-Sólo puedo decirte que salimos al mismo tiempo del supermercado y que mientras bajabas de las escaleras comenzaste a tambalear, me acerqué amablemente. -Rodó los ojos.- Para preguntarte sí estabas bien y me gritaste que te dejará en paz. Traté de mantener mi distancia pero de repente te desvaneciste y rodaste por las escaleras. No lo pensé un segundo y te traje al hospital.- Ethan guardó silencio un momento y luego en un lejano susurro alcancé a escuchar Me recordaste a alguien.

No quise preguntar por que no me sentía segura de lo que había escuchado. Así que hablé de otra cosa.

-¿Te grité? Disculpa no suelo ser así.- Dije avergonzada.- Lo que sucede es que hoy cumple un año que mi padre falleció y creo que eso me afecto en todo el dí...-

-No tienes que darme explicaciones. Ya te lo dije. Fue un accidente. -Me interrumpió bruscamente.

Su comentario me hirió y viaje en silencio hasta llegar al callejón en el cual estaba mi casa. Genial. El carro no entraba.

Que más da. Iré caminando. Ni quién quiera pasar un minuto más alado de don amargura.

Ethan detuvo el auto y yo intenté bajar apresuradamente. Él se rió cuando yo me hice bolas con el cinturon de seguridad.

Lo fulminé con la mirada.

-Espera.- Dijo Ethan aún riendo.- Voy a ayudarte con eso y te llevaré hasta la puerta de tú casa.- Dijo bajando rápidamente del carro y rodeándolo.

-No necesito tú ayuda. Puedo sola.- Refunfuñe cuando abrió la puerta del copiloto.

Aquí estaba otra vez. Alto, despeinado y atractivo. Pero frío, duro y amargado. Una total roca.

-¿Estás segura?- Preguntó está vez conteniendo la risa.

Comencé a sentir como las piernas comenzaban a dolerme como sí sangraran.

-¿Me han puesto anestesia o algo para calmar el dolor?- Dije abriendo la boca por la sorpresa.

-Tuviste una caída muy fuerte. De hecho no quería decírtelo pero... ¿Has visto lo que le pasó a tú cara? -Hizo una mueca de "auch".

Mi corazón se encogió. Probablemente estoy llena de moretones. O quizá me quebré la nariz o me tiré algún diente.

Me puse paranoica no porque me importara tanto mi físico sí no porque no sabía de que grado había sido el accidente. Bajé rápidamente el espejo de la guantera. Y me mire.

1,2,3...

-¡Pero qué carajo! Ethan voy a matarte. -Dije aventandole el bolso que traía en mis piernas.- Eres un idiota. Mi cara está bien. -Lo fulmine con la mirada.

-¿Ah sí?- Dijo Ethan conteniendo una gran carcajada.- Pensé que no era algo normal.- Agregó y estalló en risas. Me crucé de brazos cabreada y él se detuvo. -Bien, bien... -Dijo alzando los brazos.- Sólo fue una pequeña broma. Te vi molesta y quería verte reír.- Agregó encogiéndose de hombros.

Rodeé los ojos.

-Sacame de aquí, por favor.- Le dije fingiendo seriedad.

Me dolían horriblemente las piernas al caminar. Así que Ethan al ver mi rostro de aflicción, se ofreció a cargarme.

Rodeé su cuello con mis manos e inhale el mejor aroma que había sentido en todo el día.

Sacudi la cabeza ignorando por completo aquel pensamiento.

Al llegar a casa, Ethan me puso en el suelo. Al instante vomite cerca de sus pies.

-¡Lo siento!- Gemí alterada.- No lo vi venir.

-No te preocupes.- Dijo Ethan un poco incómodo.- El doctor dijo que el medicamento que te habían metido te haría vomitar en cuestión de horas.

Ethan hablaba, pero en realidad ya no lo escuchaba. Comenzaba a sentirme de nuevo débil así que me sujeté del marco de la puerta y con señas le mostré donde se encontraba la llave.
Ethan abrió de inmediato y me ayudó a entrar, corrí al baño de la habitación y vomite otra vez.

Estúpido medicamento. Quería gritar. Pero mi cuerpo se encontraba débil así que a como pude llegué a mi cama y me recoste mientras mi cabeza daba vueltas.

Lo único que recuerdo antes de caer en un sueño profundo fue que le dije a Ethan.

Por favor... Quédate.

Con cada latidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora