No llores me repetía a mí misma.
No llores, no llores, no llores.
Pero fracase en el intento.
Había sido una semana de locos.
Primero el accidente. Luego Ethan. Luego el beso. Y ahora esto.
Me llevé las manos a la cabeza.
Hacía menos de una semana que lo conocía y ya había hecho un desastre mis días.
Esto no estaba bien. Y tampoco era justo para mí.
No era una estúpida marioneta.
Me sequé las lagrimas y decidí expulsarlo.
Lo expulsé de mi cabeza y de mis días.
Era sólo un estúpido chico.
Caminé hacía "Caruzo", había decidido que era momento de volver.
-Lía.-Me saludó Kim con una amable sonrisa.- Pequeña, hace apenas unos días que hablamos. Deberías estar descansando.
-Tía es aburrido estar en casa. Necesito distraerme con algo. Ya me siento mejor lo prometo.-Dije haciendo un leve puchero.
-Bien.-Habló Kim después de pensarlo un minuto.- Tu madre va a matarme.- Dijo suspirando y luego me dedicó una sonrisa.- Pero todo lo hago por ti, eh pequeñuela.- Agregó mientras caminaba a la cocina.- Es más, vienes en hora buena. Necesitó que capacites a Luke, es el chico nuevo.- Dijo dándome un folder con los datos del chico.
Entramos a la cocina y un chico nos sonrió.
-Lía, él es Luke. Luke ella es Lía. Cualquier duda que tengas con ella por favor. Su madre es mi mejor amiga así que ella es como mi sobrina por lo tanto ella estará capacitandote durante estos días.- Finalizó Kim dando la vuelta mientras iba a atender a los clientes que habían llegado.
-Hola.- Dijo Luke con una enorme sonrisa extendiendo su mano.- Es un placer.
-Igualmente.-Dije estrechando su mano y apenas sonriendo.
Mi mano parecía una tachuela dentro de su mano.
Luke era alto, de tez canela, complexión delgada pero al parecer se la pasaba largas horas en el gym pues tenía un cuerpo muy marcado. Ojos verdes. Y una sonrisa de trofeo.
Solté rápidamente su mano rezando por qué el color normal me hubiera vuelto a la cara.
Odiaba que todo se expresara tan fácilmente en mi rostro.
-Así que tu me vas a enseñar.- Dijo sonriendo. Podría apostar tres dedos a que esa sonrisa significaba otra cosa pero lo pasé por alto.
-Algo así.- Me limité a responder.
-Veamos.- Dije abriendo el folder.- Tienes 19 años, estudiaste solamente la preparatoria, trabajaste en varios establecimientos de comida rápida, sabes cocinar, sabes dar servicio a clientes, etc, etc.- Dije cerrando el folder.- Perfecto, este empleo será pan comido para ti.- Agregué poniéndome mi viejo mandil- Bien, manos a la obra.
-¿Puedo tener uno yo tambien?-Preguntó señalando hacía mí.
-¿Un qué?- Pregunté confundida.
Él se acercó unos pasos hacía mí y estando cerca señaló mi mandil.
No sé por qué pero esa acción me hizo sentir nerviosa.
Sacudi la cabeza lentamente y le dije.
-Claro Luke. Ahora ponte a trabajar.- Dije respirando hondo antes de entregarle el mandil.
Las horas pasaron, aunque al principio acepto que Luke me puso un poco nerviosa, con el paso de las horas me sentí bien trabajando a su lado.
Era divertido, coqueto y muy amigable.
En 6 horas se llevó excelente con el demás personal y a todos nos arrancó una sonrisa.
Por un momento olvidé el mal trago de está mañana.
El turno terminó, y era hora de volver a casa.
-Te llevo.-Dijo Luke cuando cerramos el negocio y los demás se habían despedido de nosotros.
-No, gracias Luke. Pero tomaré el último bus.- Dije caminando hacía la parada.
Escuché el arranqué de algo a lo lejos y de repente Luke ya estaba a mi lado montado en una moto.
-No era una pregunta. Anda sube.- Dijo lanzandome con sutileza su casco.
Respiré hondo, lo pensé un par de segundos y luego me coloqué ese casco y subí a aquella moto con destino a casa.
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Con cada latido
FantasyEl mundo de Lía era: Universidad, amigas y su madre. Ethan Thompson llega a cambiarlo todo. De repente la vida de Lía da un giro totalmente ajeno a su realidad. ¿Podrá llevar cada latido hasta el final? Portada hecha por: @brave.dsprx en Instagram