Vanessa fue a dejarme al trabajo después de haber comido en su casa. Me preguntó más de 200 veces sí me sentía bien después de verme juguetear con la comida por más de media hora antes de comerla.
Le respondí que todo estaba bien, que sólo me encontraba estresada porque se acercaba la época de exámenes.
Ella rodó los ojos en respuesta a que no me creía ni una sola palabra.
Al bajarme del auto alcanzó a decirme.
Eres mi mejor amiga Lía y sé que cuento contigo para todo. Así como quiero que sepas que tu cuentas conmigo para todo. Y Lía Myers sí esto es por un chico le cortare las bolas.
No pude evitar sonreír y entrar de un mejor humor al restaurante.
Distingui rápidamente a mis compañeros partidos de risa saliendo de la cocina.
Luke.
Suspiré hondo antes de entrar.
-Hola, hola.- Saludó Luke entregandome el mandil en mis manos. - Llega tarde señorita.
-Disculpa ¿Desde cuando te ascendieron a encargado del lugar?- Respondí sarcástica mientras me ponía el mandil.
-Desde que solicité el puesto de gerente y me lo dieron.- Dijo guiñándome un ojo.
Rodeé los ojos.
-No te cansas de decir tonterías.- Dije tratando de ocultar una sonrisa mientras comenzaba a secar las trastes del fregadero.
- ¿Y tú no te cansas de ser tan hermosa ?- Preguntó alzando las cejas.
Lo miré con los ojos como platos y antes de sonrojarme me salí de la cocina para ir a traer producción.
Éste chico iba a volverme loca.
La tarde en el trabajo transcurrió tranquila. No hubo mucho movimiento, por lo tanto pronto tenía nada que hacer. Me acosté en el pasillo de la cocina.
Por suerte Luke había terminado de trapear.
-Espero tu trapees para la próxima y alguien más venga a arruinar tú piso.- Habló Luke por encima de su hombro.
Rodeé los ojos y le hice con señas que se fuera de ahí.
Luke hizo lo contrario y se acostó justo a lado mío.
-¿Te molesta mi presencia?- Preguntó ladeando la cabeza para mi mirarme.
No lo imite pues estaba lo suficiente cerca de mí.
-Para nada.- Me limité a decir. Y luego me arrepentí. Suspiré.- Disculpa sí te he hecho creer eso Luke. He tenido malos días.- Murmure.
-Todos tenemos malos días.- Dijo él volviendo su vista hacía el techo. Ésta vez fui yo quién ladeo la cabeza para verlo.- Pero un mal día no dura toda la vida, ¿O sí?- Dijo cerrando los ojos.
Yo sonreí.
-Tienes razón.- Dije elevando la vista hacía el techo también.
Entablamos una plática durante más de una hora hasta que comenzaron a entrar clientes y tuvimos que volver a trabajar.
Conocí más de él en esas horas y él de mí de lo que hubiéramos conocido en meses.
Luke vivía con su mamá, su padre los había abandonado cuando el tenía 7 años. Tenía una hermana mayor la cual vivía en la ciudad y quería ser abogado.
Yo le conté de mi sueño de ser fotógrafa, de mi difunto padre y de mi amorosa madre.
Compartí cosas que no había compartido con nadie ni siquiera con Nessa. Pero Luke me inspiró confianza, verdadera confianza.
Antes de que nos pasarán la tanda de comandas él había dicho.
tu eres jodidamente y maravillosamente fuerte
Sus palabras causaron en mí una sensación inexplicable.
Me sentí libre a su lado en el resto de las horas de trabajo.
Al finalizar el turno me aventó el casco a mis manos.
Lo miré con cara de ¿Qué? Pero respondió en automático.
Te llevaré a casa.
-Luke no quiero que esto se vuelva costumbre. Es muy amable de tu parte pero no quiero ser una molestia. No se sí me entiendas.- Dije avergonzada devolviendole el casco el cual él no tomó de vuelta.
-Y no sé sí tu no entiendas que mientras yo esté aquí no dejaré que te vayas sola.- Dijo subiéndose a la moto.
Negué con la cabeza y me subí detrás suyo. Sintiendo como el viento y el aroma de Luke me envolvían mientras iba de regreso a casa.
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El mes transcurrió rápido. En la escuela me iba bien, trate de concentrarme más en mis clases, en mis amigos que en los constantes y estúpidos comentarios de Jason.
También traté evitar el tema de Ethan.
Desde aquel día no nos habíamos dirigido la palabra.
Muchas veces me di cuenta de que me miraba avergonzado pero eso ya no servía de nada ahora. Así que decidí ignorarlo y olvidar lo que sucedió aquel día con Jason y él.
En el trabajo Luke y yo teníamos una excelente conexión. Cada noche me acompañaba a casa. Siempre había algo de que hablar con él y siempre tenía un gesto amable y carismático para hacerme sentir mejor.
Un miércoles el señor Parker organizó un picnic en el campo.
Llevamos bebidas, comida, botanas, etc.
Mientras todos se divertían yo platicaba con Dave sobre el proyecto que se acercaba.
-Iré por refrescos, ¿Quieres uno?- Pregunté sacudiendo la tierra de la parte trasera de mis jeans.
-Omm.. No, gracias.- Se limitó a responder Dave con una dulce sonrisa.
-Bien ya vuelvo.- Dije devolviendole la sonrisa y caminando hacia el recipiente que contenía las bebidas frescas.
Alguien se detuvo a mi lado.
-¿Podrías darme uno, por favor?- Era Ethan pero no respondi.
Me limité a darle una bebida y recogí las mías antes de volver con Dave.
Al volverme con rapidez mi pierna se atasco con algo en el césped y caí con todo y refrescos.
Agradecí estar un poco lejos de la multitud cuando Ethan me levanto en seguida.
-¿Te encuentras bien?- Dijo ayudándome a levantar.
Sentí un ardor en la pierna izquierda por lo que solté un gemido.
-Mi pierna.- Graznee y rápidamente llevamos nuestra vista hacia ésta.
Mi pierna comenzaba a brotar sangre de manera exagerada.
Había tropezado con un tipo de fierro que estaba mal colocado en aquella parte del campo el cual no logró atravesar mi pierna pero si dejar una larga abertura.
De la impresión, el susto y el dolor comencé a marearme.
Lo único que recuerdo haber dicho fue Ethan, no me siento nada bien después todo se volvió negro.
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Con cada latido
FantasyEl mundo de Lía era: Universidad, amigas y su madre. Ethan Thompson llega a cambiarlo todo. De repente la vida de Lía da un giro totalmente ajeno a su realidad. ¿Podrá llevar cada latido hasta el final? Portada hecha por: @brave.dsprx en Instagram