14 de marzo, 1658
No es secreto que desde siempre el bienestar de un hijo lo es todo para su madre. Da igual el tiempo que pase, ese amor nunca se extingue, o al menos así lo tenía presente Mihriban. Ella estaba consciente que Mahienver y Cihangir no eran sus hijos de sangre, pero los amaba del mismo modo que Beyhan aún amaba a Ahmed. Era una tristeza que Rümeysa no lo hacía. Para ella, Osman y Safiye lo eran todo. Su dedicación por ellos la cegó y separó de sus verdaderos hijos. Por esa razón, en los libros de historia se le recordaría a la hija de Rümeysa como la hija de Mihriban.
La Haseki Sultan se encontraba en sus aposentos y frente a ella, su hija Mahienver.— ¿A qué se debe su llamado, madre?
—Mi querida Mahienver —sonrió con delicadeza —. Sabes que te amo mucho y que no dejaría que nadie se metiera contigo.
—Lo sé, eres mi mamá, pero, ¿por qué me lo dices como si hubiera hecho algo malo?
Mihriban suspiró, imaginando la reacción de la mujer.
—Rümeysa Hatun me mandó una carta donde me pide intervenir entre tu enemistad con Safiye Sultan.
— ¿De qué hablas?
—Rümeysa me dijo que acusaste a tu hermana con el Sultan de cometer adulterio.
— ¿Qué? Yo no hice eso. Debes creerme, mamá.
—Te creo, sin embargo, el rumor llegó a oídos del Sultan, el cual está furioso.
—Pero yo no hice nada —repitió con voz quebrada — ¿Por qué Rümeysa hace todo tan grande?
—Está cegada por esos dos, mi amor.
— ¿Sabes? No importa, tú eres mi mamá. Poco debe interesarme lo que piense esa Hatun.
—Ella también es tu mamá, cariño. Es normal que duela.
—Ella dejó de ser mi madre el día que nos abandonó a Cihangir y a mí.
—No dejes que el odio ciegue el amor que sientes por ella.
—No hay amor, madre. Mejor dime cuál será mi castigo.
—Tienes prohibido ver a Özkan durante unas semanas.
—No, madre. El castigo debe ser peor.
— ¿Por qué?
—Asesinaré a ese par de arpías. Ellos intentaron asesinarme y no estaría aquí de no ser por Özkan.
— ¿Qué? ¿Por qué no estaba enterada?
—Hice hasta lo imposible para que nadie dijera una palabra.
—Le hice un juramento a Rümeysa de no tocar a esos dos —recordó.
—Pero ellos intentaron matarme, mamá.
—Sabes bien que cumplo con mi palabra. Pero yo no soy responsable de los actos de mis hijos.
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IMPERIO
Historical FictionEllas luchan por un sólo objetivo: el imperio. Portada hecha por @ewonderland y Victoria Barquero Queda estrictamente prohibido el plagio o copia de esta obra. Todos los derechos reservados.