Ellas luchan por un sólo objetivo: el imperio.
Portada hecha por @ewonderland y Victoria Barquero
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El tiempo había transcurrido al igual que los planes de cada víbora que estuvo o estaba en el harem perteneciente al Sultan Cihangir I. Hace un mes había llegado una petición al monarca para que su hija Ayşe se casara con un joven de nombre Murat a lo cual aceptó por conveniencia con la promesa de que no tocaría a su preciado retoño hasta que ella se lo ordenase y de lo contrario sería ejecutado.
El Sultan se encontraba comiendo junto a su Haseki sin entablar conversación alguna ya que él la admiraba mientras consumía lo que los cocineros prepararon con tanta dedicación.
— ¿Por qué me miras tanto? —preguntó la cabellera negra, ruborizada.
—Luces más hermosa, tus ojos brillan como nunca creí haberlos visto.
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Es verdad.
—Es por una buena razón.
— ¿Cuál?
Mihriban sonrió.
Es ahora o nunca.
—Vamos a tener otro hijo, amor.
Cihangir sonrió y posteriormente se levantó al igual que su esposa.
—Me haces muy feliz —dijo tocando la mejilla de su amada.
—Y tú a mí.
— ¡Agâs! —gritó con alegría.
Ante ese llamado entró con rapidez el Kizlar.
— ¿Sí, Sultan? —preguntó haciendo reverencia.
—Reparte oro por todo el harem y haz que todo el imperio sepa que su Haseki Sultan está una vez más embarazada.
—Sí, majestad —sonrió con entusiasmo para seguidamente salir.
—Lo bueno es que nuestras pequeñas gemelas tendrán con quien jugar.