Ellas luchan por un sólo objetivo: el imperio.
Portada hecha por @ewonderland y Victoria Barquero
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El harem tenía su primera fiesta en mucho tiempo por lo cual todos vestían lo mejor posible y más las mujeres para poder impresionar a la Valide Sultan.
Todo mundo creía que dicha celebración era en honor al şehzade y Sultana mientras algunos confiaban que era en honor a más mujeres embarazadas, sin embargo, todos estaban equivocados.
— ¡Atención! —gritó un eunuco. — ¡Valide Nurbanu Sultan está aquí!
Los presentes hicieron reverencia ante la mencionada. Cualquier error y ella podía hacerlos desaparecer sin dejar rastro.
Nurbanu Sultan caminó sonriente hasta llegar a su silla donde se sentó para posteriormente indicar que la gran fiesta continuara.
—Valide Sultan, gracias por la fiesta en nuestro honor —dijo Beyhan Hatun.
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—Querida, no sé para quien sea la fiesta —confesó aún sonriendo.
— ¿Qué? —preguntó Rosella, sorprendida. —Creía que era en nuestro honor al tener un miembro de la dinastía creciendo dentro de nosotras.
—Temo desilusionarte.
— ¡Atención! —gritó el Kizlar. — ¡El Sultan Cihangir está aquí!
La Valide se paró de su asiento al igual que los demás pero, la Sultana no hizo reverencia como los otros.
Cihangir llegó hasta donde estaba su madre. Le dio un beso en su frente y le sonrió con alegría. Después, Gizem Hatun entró al harem hasta llegar a lado del Sultan. Ella le hizo reverencia a la Valide y a su hijo.
—Madre —habló Cihangir, tomando la mano de Gizem —, ella es Gizem, mi favorita —anunció.
Las mujeres embarazadas del Sultan miraban la escena muy sorprendidas.
—Un gusto conocerte formalmente, Gizem.
—El gusto es mío, Valide Sultan —dijo cabizbaja.
Cihangir tomó el mentón de su compañera haciendo que ella mirara al frente, como debería ser.
—Esta fiesta es en honor a Gizem quien lleva en su vientre a nuestro primer hijo —avisó a los presentes.
La Valide sonrió con entusiasmo, eso le aseguraba futuro a la dinastía y el Sultanato a su hijo.
—Allah mediante será un varón —dijo la Valide.
—Amén —dijo el Sultan del mundo. — ¡Qué vuelva a sonar la música! —ordenó sonriendo.
Las concubinas obedecieron y volvieron a tocar su dulce melodía.
: : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : Una se llevaba la atención del mundo pero, otras se llevaban un mal sabor de boca. : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : :