VEINTE||Niña

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25 de enero, 1637

Un error y podrías morir. Eso decían en Topkapi, pero, ¿qué tan cierto era eso?

Fahriye cometió un error y era momento de pagarlo.

La Hatun se encontraba en los aposentos del Sultan, sabiendo que podrían proporcionarle un un buen castigo.

—Sultan —dijo Fahriye haciendo reverencia ante él.

Mientras, Mihriban y Rümeysa estaban en el balcón, escondidas y escuchando.

—Fülane.

— ¿Qué? —preguntó sin entender.

—Ese nombre se utiliza en los archivos cuando no se sabe el nombre de una mujer —explicó —. A partir de hoy ese es tu nombre.

—No comprendo.

—Serás enviada al antiguo palacio.

— ¿Por qué?

—Por faltarle el respeto a mi hijo Cihangir —le recordó —. Debes entender que sigues siendo una esclava y mi hijo es un şehzade. Tú no eres nada a comparación de él.

—Su...

—No sólo serás llevada allá —la interrumpió —, también serás alejada de tus hijos.

—No puede hacer eso —dijo alarmada.

—Puedo y quiero. Ese es el precio por creerte superior.

— ¿Qué pasará con Osman cuando se vaya a una provincia? Será carne para los leones.

— ¿Qué pasará con Osman cuando se vaya a una provincia? Será carne para los leones

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—Cuando él vaya a una provincia será entonces que lo verás.

—Gracias, majestad.

—No me agradezcas a mí, agradécelo a tu Haseki que me convenció de dejarte estar con él aún cuando tu falta es grave.

—Prometo que aprenderé de mi error.

—Eso no me importa, sólo lárgate lo más pronto posible o me veré en la necesidad de sacarte a patadas del lugar.

Mihriban sonrió.

Una menos.

—Recuerda, por cualquier cosa ven a mí —le dijo Mihriban a Rümeysa.

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