34||Acuerdos

465 32 24
                                    

24 de marzo de 1641

En la vida lo tienes todo o tienes nada y los hijos de Cihangir estaban conscientes que su hermano Ahmed lo tenía todo. Nadie dudaba de ello. Todos sabían que él sería Sultan tal como Mahidevran Sultan supo que algún día su hijo Mustafa llegaría al trono al deshacerse de sus enemigos. A pesar de todo, ninguno creyó que el amor del Sultan por su hijo primogénito con su Haseki sería tan fuerte como para permitir su unión aún en condición de príncipe y sin que hubiera política de por medio.

Las aves cantaban y el cálido viento de la primavera indicaba buen presagio para los futuros esposos.
Adirah se encontraba en sus aposentos, arreglándose para su boda tan esperada. La tradición dictaba el color rojo para la novia, sin embargo, la Hatun optó por un vestido plateado liso con una pequeña capa y un velo blanco que le hacía conjunto a su atuendo.
Por otro lado, Ahmed se encontraba listo, esperando a su amada para unirse ante Allah toda la vida y nadie los separara.

El tiempo transcurrió y cuando la Hatun estuvo lista salió hasta llegar al aposento de su amado donde avisó su presencia. Ahmed salió al encuentro con la madre de su primogénito, alegre por su futuro prometedor.

—Le pido a Allah que nunca te aparte de mi lado —dijo mirándola al salir —. Eres la mujer más hermosa que he visto.

— ¿Sólo soy hermosa?

—E inteligente, talentosa y la dueña de mi corazón.

Ella sonrió, satisfecha.

—Todos nos esperan.

— ¿El Sultan no vendrá?

—No, pero nos envió un presente.

— ¿Puedo saber qué es?

—Mis hermanos.

— ¿Quiénes?

—Los trillizos.

— ¿Están aquí?

—Sí, están con su hermana y madre.

— ¡Por Allah! Los veré después de tanto tiempo —chilló con emoción.

—Me alegro que estés contenta.

—Ellos son como unos hermanos para mí.

— ¿Eso te convierte en mi hermana? —bromeó.

Ella rió, negando.

—Voy a adelantarme.

—Sí, amor.

El şehzade caminó rumbo al patio donde vería a su amigo Korkut para saber si todo ya estaba listo. Adirah no se quedó atrás y comenzó a caminar con la cabeza en alto no sin antes quitarse por un momento el velo por la incomodidad que le provocaba.

Soy Adirah, entré al harem siendo una mujer libre y terminé formando parte de las esclavas por encomienda de mi abuela y es gracias a ella que soy una gran mujer, la que siempre estuve destina a ser.
Soy Adirah y la próxima vez que salga del palacio será siendo una Sultana protegiendo el futuro de su hijo.
Soy Adirah, la siguiente Haseki del imperio y nada podrá evitarlo.
Todos conocerán mi nombre y envidiarán mi poder.
Seré Haseki Adirah Kayra Sultan.

IMPERIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora