Capítulo 4 - Sueños de papel

26 4 0
                                    


* * *


Los deberes se apilaron más rápido de lo pensado, lo mismo sucedió con los regalos y las cartas, con deseos de una pronta recuperación. Sin embargo, Loretta lejos de responder como lo hubiera hecho en el pasado, se dispuso a continuar con el trabajo acumulado. Estaba por comenzar cuando un hermoso sobre color azul cielo con un siervo impreso la hizo detenerse.

Su mano tembló al hacer contacto con el papel, la hermosa caligrafía mostraba un nombre, 'Ariel Duran'. A Loretta le parecía impresionante el atrevimiento de la joven. Deseó apartar el sobre, terminando con la nota en sus manos.

«La amante de mi marido», pensó, sujetando con más fuerza el papel. La delicada escritura la llevó de regreso en el tiempo, al día más feliz de su vida, aquel en el que con alegría vio sus sueños hacerse realidad, el día de su boda.

.
.
.

Lucía un hermoso vestido blanco, lleno de pequeños diamantes que hacían brillar el deslumbrante atuendo creado por la famosa diseñadora Isha Valloy, a petición de la Emperatriz Elizabeth, quien no ocultaba su fascinación por la unión. Lo cual hizo sentir mucho más nerviosa a Loretta. Se encontraba aterrada de cometer un error y dejar en vergüenza a su madre.

Un estrés extra se apoderó de ella luego de que viera en ese elegante esmoquin a su fabuloso marido. Su traje negro resaltaba su dorada cabellera y ni que hablar de esos impresionantes ojos verde esmeralda, eran un contraste completo ante sus aburridos ojos grises.

Loretta, experimentó su primer beso en la ceremonia religiosa, lo que agregó más peso a sus miedos. No podía quitarse de la mente la sensación dejada en sus labios, ni siquiera tenía la capacidad para concentrarse, por lo que salió al jardín a relajarse.

Ahí fuera, dos de los sirvientes del banquete manoteaban al aire, en lo que claramente lucía como una pequeña disputa. Preocupada, Loretta se acercó inmediatamente. No sabia de que se trataba, pero esperaba solucionar el conflicto, era primordial la total perfección efectuada para el banquete. Y justo cuando todo parecía salir bien, apareció la persona a quien más deseaba evitar.

—Retirense —decretó Desmond.

Los hombres hicieron una reverencia y se alejaron inmediatamente. Loretta estando de espaldas dio un gran suspiro con un rostro abatido, antes de recomponer su expresión y enfrentarlo.

—¿Qué haces aquí? —cuestionó con su clásica mirada indescifrable. La otra expresión que siempre le daba cuando su ceño fruncido no la saludaba.

Loretta miró sus ojos azules que se percibían tan fríos como el hielo, antes de responder —Salí a tomar un poco de aire, Alteza.

—¿Alteza? —preguntó profundizando su entrecejo — ¿Así es cómo me llamarás de ahora en adelante? —interrogó sin obtener una respuesta— ¿Tan feliz te hizo casarte con ese idiota que ya olvidaste a tu familia? —escrutó apretando los dientes.

—Creo que el que olvido es usted, Alteza —enfatizó Loretta—. El hecho de que siempre me hizo saber que no era parte de su familia. Bueno, ya puede ser feliz, ahora soy una Hubbart.

El odio expresado en la mirada de Desmond, ante esas palabras se grabó en la memoria de la joven novia. No esperaba mucho, simplemente ser reconocida al menos una vez por su hermano, pero no fue así y con eso en mente, se dirigió inmediatamente al salón con el corazón abatido.

Pero ese sentimiento fue rápidamente olvidado en el instante en que se realizó el primer baile entre la nueva pareja.

Sus movimientos se sincronizaron perfectamente al compás de la suave melodía, sus cuerpos se balanceaban legantemente daban la impresión de tener una conexión, como si hubieran sido hechos el uno para el otro. El vals se ejecutaba tan perfectamente, hasta que en el último paso ella se tambaleó perdiendo el equilibrio, afortunadamente, Joyce hizo que ese error pareciera un final tan romántico cuando la sujetó de la cintura inclinando el cuerpo de la feliz recién casada hacia atrás haciéndola flotar entre sus brazos, para finalmente acercarse a ella, en una clara muestra de afecto, y estando tan cerca el uno del otro, su apuesto marido le dijo con la mejor de sus sonrisas— No tengas miedo, porque siempre estaré ahí para sostenerte.

¿Por qué se divorció Loretta?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora