Capítulo 12 - Nuevos trabajadores

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* * *


Lucas observaba el rostro de la Princesa, quien desde hace tres o quizás cuatro horas revisaba los documentos relacionados con la finca sin parar, su escolta estaba seguro de que no había notado el tiempo transcurrido, principalmente porque su vista iba de hoja en hoja sin tomar un respiro.

El comandante, quien ha trabajado en muchas casas de nobles de forma encubierta, ha escuchado tantos rumores sobre ella, algunos la describen como estricta, fría, insensible y perfeccionista, otras la tachan de arrogante, pero él tiempo que la ha observado de cerca desde su estancia en el Palacio Imperial hasta convertirse en parte de los guardias de la Duquesa Epps desmiente fácilmente todos esos rumores, por el contrario, sólo puede ver el porque la llamaban perfecta.

La Princesa no solo es hermosa en apariencia, también lo es en carácter, la manera en que trata con respeto a sus subordinados es el claro ejemplo. El suave tono de su voz muestra la calidez en su interior y la determinación en sus actos muestra la fortaleza que la rodea. Lucas, quien la admiraba desde la distancia, únicamente pudo encontrar un defecto en ella y ese tenía un nombre: Joyce Hubbart. El hombre en apariencia descrito como un ángel, oculta su verdadero ser, está rodeado de secretos, realiza acciones vergonzosas y lastimó a la Princesa con sus acciones, ese hombre en definitiva no es el indicado para estar a su lado.

—Ejem...

Lucas miró en dirección al ruido, el Duque, de quien se olvidó por completo, lo veía con una mueca pícara. Cuando su mirada se topó con la de Henrick, este frotó su dedo índice contra una de las comisuras de su boca, en completa burla, simulando limpiar la saliva de su labio.

Al ser descubierto, un ligero rubor se mostró en la tez bronceada del hombre avergonzado, volviendo la escena más entretenida para el observante.

—Loretta, deberías descansar un poco ¿Por qué no sales a distraer tu mente? —le sugirió Henrick colocando su mano en el libro en su regazo— Hace tanto calor en este lugar. Basta con ver el rostro de Lucas para darse cuenta —anunció logrando que la Princesa finalmente apartara la vista de los documentos y observarse en dirección de su escolta.

El hombre ruborizado, estaba tan rígido como una piedra, por primera vez en su vida sintió un tipo de crisis y Henrick se divertía al ver como un tipo tan rudo era tan precario con cada actuar de Loretta.

—Supongo no se puede evitar, he sido desconsiderada —expresó afligida levantándose de su asiento, al tiempo que el incómodo hombre trataba de recomponer su expresión ruborizada.

El divertido Duque, no se perdió de ningún detalle, era un tipo de venganza personal hacia su amigo.

Henrick declinó cortésmente la invitación de Loretta de acompañarla a dar un paseo por los alrededores, agregando necesitaba terminar su reporte, sin olvidar mostrar un rostro lamentable, y dándole una mirada burlona al leal caballero de miraba penetrantemente que con unos feroces ojos que parecían lanzar dagas al Duque.

—Entonces volveremos en un momento —expresó la ex Marquesa antes de salir dejando al Duque en la oficina.

El camino hacia el jardín fue silencioso, de igual manera Lucas no era una persona que disfrutara la charla sin sentido, aunque en el fondo brotó una pequeña curiosidad por conocer más sobre la Princesa.

Loretta contempló el insípido jardín sin flores, entonces Lucas la escuchó suspirar con pesadez, preguntándose si era el recuerdo de su ex esposo lo que provocó tal reacción.

El Comandante se preparó para partir, cuando el Emperador fue informado sobre la decisión de Loretta de ir al este, viajó de manera secreta por orden del Príncipe Heredero, contrario a lo que dijo el Duque. El hombre de tez bronceada fue quien reportaba su estancia en el monasterio a Desmond, por lo que sabía de primera mano sobre la condición de Loretta, su lenta recuperación y lo mucho que lloraba por la separación de su ex esposo.

¿Por qué se divorció Loretta?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora