Capítulo 26 - El Duque Epps (+18)

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—Ezekiel Victorian saltó de un árbol para caer exactamente sobre el vagón que pasaba en ese momento a toda velocidad —el Duque Epps dio un salto al frente e hizo un movimiento como si fuese a caer, su primogénito aplaudió emocionado—. Casi cae, pero con ayuda de su látigo logró estabilizarse.

—¡Si! —gritó eufórico Alexander. De todas las historias que le contaba su padre al dormir era la que más amaba.

Era un relato poco famoso, sobre un héroe del pequeño reino llamado Ishnav al otro lado del mar en el Continente Layos. Todos en ese reino hablaban sobre las aventuras de un enmascarado conocido como Ezekiel Victorian, que robaba a los nobles corruptos y ofrecía el motín a los pobres.

Muchos especularon que se trataba de Vincent Acathi, el anterior Príncipe Heredero de Ishnav, que fue acusado por el segundo Príncipe de malversar fondos y terminó desterrado a una isla conocida como Victorias y de quien no se supo nada después de eso.

Las especulaciones acrecentaron una vez que el segundo Príncipe se convirtió en rey, ya que coincidentemente, fue el inicio de los saqueos en varias ciudades costeras.

Pasado un tiempo, los robos se trasladaron a las ciudades donde la corona tenía mayor cantidad de negocios. El grupo de forajidos pronto se dio a conocer, y debido al líder, los ciudadanos los nombraron, los Victorians.

Por supuesto, no muchos en el Imperio Ohara sabían esta historia, ya que sucedió hace mucho tiempo en un reino que dejó de existir luego de que cayera en la ruina y formó parte de otro país, no obstante, Henrick conocía la historia perfectamente porque también solía emocionarse al escucharla cuando era niño.

—¡PUM! —exclamó el Duque moviendo su puño como si atacara a un ser invisible— El golpe fue tan fuerte que el último enemigo cayó desmayado. Ezekiel Victorian ganó el encuentro. Sus leales compañeros celebraron el triunfo y encontraron todo tipo de tesoros dentro de la carreta.

Hacía tiempo que el pequeño dormía, sin embargo, eso no detuvo al Duque de terminar el relato. Aunque, había alguien más que lo escuchaba, Catherine, sonriendo, se encontraba recargada en el marco de la puerta. Sus ojos se sobrepusieron inmediatamente— Lo siento, si fui muy escandaloso —se disculpó Henrick involuntariamente.

—Está bien. Me gusta escuchar tus historias —confesó alegremente.

Henrick mordió su labio interior contemplando la silueta femenina. No había mujer más perfecta en el mundo que ella, su esposa, la Princesa Catherine Von McNamee, Duquesa Epps...

—Tengo muchas más historias para contar —mencionó seductoramente al acercarse a ella—. Aunque no son aptas para las damas.

Catherine rió entredientes, tomándolo por su kravat— Determinaré si es cierto o no luego de escucharlas —expresó llevándolo a la siguiente habitación.

Una vez cerrada la puerta, Henrick la sujetó por la cintura con una mano, con la otra tomó su nuca acercándose para robar sus labios en un apasionado besó que los dejaría sin aliento.

—Te... amo —dijo Catherine entre jadeos.

El cuerpo del Duque se estremeció de euforia y emoción. Ella tenía el poder de llevarlo al cielo o al infierno con unas pocas palabras.

—Cathie...

La Duquesa lo interrumpió arrojándolo sobre la cama. El camisón cayó enseguida revelando el seductor cuerpo de una hermosa mujer— Entonces, cariño ¿que historia contaras ahora?

¿Por qué se divorció Loretta?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora