Capítulo 51 - El verdadero padre (2)

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Dimitri discutía asuntos del este con el Vizconde Clemente, luego de que sus citas pactadas con la Princesa Heredera se pospusieron. Su única alternativa para realizar su tarea fue acudir directamente con el Emperador, sin embargo, esta ocasión también se vería frustrada ya que fueron interrumpidos por un guardia destinado a la seguridad de Catherine.

El hombre con impresionante condición física, caminó hasta el regidor del país más poderoso, musitando algo en su oído de Su Majestad.

-...una pelea entre el Duque Epps y el Comandante Lucas...-Enseguida, las palabras se volvieron nuevamente inaudibles, y finalmente se percibió una pequeña frase- ...la estamos buscando.

El Vizconde fingió estar concentrado en un par de documentos, imaginando un par de posibilidades ante lo escuchado, en especial luego de encontrarse hace unos momentos con la Princesa a su salida de la Biblioteca Imperial. Absteniéndose de comentar, principalmente porque es de mala educación entrometerse en una conversación ajena, además, Edgar eligió no inmiscuirse en el conflicto, en especial al ver el semblante de la persona frente a él.

La expresión de Dimitri se marcó por una imagen sombría. Su quijada apretada, su cuello y hombros tensos y esa mirada mordaz eran la combinación perfecta para que el hombre de cabellera gris se retirara antes de verse arrastrado por el mal humor del Emperador.

Resignado a darle fin a su conversación y dispuesto a regresar a la biblioteca para continuar con su trabajo, se levantó- No quisiera retener por más tiempo a Su Majestad. Si un guardia de la Legión Doraba vino, debe ser importante. Me retiro para continuar con mi trabajo y espero que su asunto se resuelva de forma favorable.

El Emperador asintió y pidió los detalles tras la salida del Vizconde Clemente.

Su apariencia se volvió más severa al terminar el relato del caballero.

«¿Por qué diablos hizo eso? ¿Por qué ahora? ¿Qué demonios pasaba por su cabeza? ¿Acaso no pensó en lo que podía provocar?»

Esas fueron algunas de las preguntas rondando la cabeza del enfurecido hombre, en cierta parte, únicamente, en una pequeña fracción, Dimitri estaba en su derecho. No porque Henrick juró mantener la conversación de ese día enterrada, ni el hecho de haber afirmado nunca poner en duda la paternidad de Alexander, sino por lo que se desataría si lo dicho saliera a la luz.

«Maldita sea.»

Insultó para sus adentros y nuevamente el Emperador sintió el peso de la culpa por sus equivocaciones.

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Dimitri permaneció inmovil, sintiéndose como si hubiera sido golpeado por la nuca, estaba en shock.

-¿Qué dijiste? -preguntó con arrebato el Príncipe Heredero, quien a pesar de también estar desconcertado, aún conservaba sus sentidos.

-Estoy enamorada de Henrick y voy casarme con él -declaró con una hermosa sonrisa la joven de larga cabellera azabache.

-¡NO! -replicó enfurecido el Emperador al darse cuenta de que no estaba soñando- Primero muerto antes de que tú y ese bastardo se unan en matrimonio.

Catherine parpadeó aturdida por la violenta respuesta de su padre, seguida de una enorme furia que la hizo golpear la mesa en protesta- ¿Por qué no? -preguntó arrebatadamente.

-Puedo darte cien razones, pero las resumiré en una sola -refutó implacable el furioso Emperador-. Porque no quiero.

Catherine soltó un grito de enojo mostrando su rebeldía y como si de una señal se tratase, los sirvientes a su alrededor pronto desalojaron el comedor. Las peleas familiares eran parte del menú y nadie quería estar presente cuando la tormenta se desatara.

¿Por qué se divorció Loretta?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora