Capítulo 13 - Duelo

21 2 0
                                    


* * *


El Marqués Duran había contratado a alguien para permanecer afuera de la casa del Marqués Hubbart e informarle sobre su llegada, por lo que se presentó un par de horas después de su arribo en la residencia. La oscuridad llegó al mismo tiempo que el banquero, siendo persistente y argumentando tener un asunto de suma importancia con el dueño de la casa, obligó a Joyce a reunirse con él. Sabía exactamente la intención de su visita, y pensaba dejarle una o dos cosas claras, lamentablemente, para el rubio, las cosas no salían a su favor últimamente, y al escuchar las palabras sin sentido parpadeó aturdido por la completa tontería.

—¿Un compromiso? —interrogó Joyce, dudoso si lo escuchado fue lo correcto o no.

El Marqués Duran, tenía una sonrisa radiantemente y no parecía en lo más mínimo fuera de sí, al contrario se veía más lúcido que nunca— ¿No es esa la mejor forma de consolidar un trato, la unión de dos familias?

Joyce ya no pudo tolerar más la actitud del banquero, su altanera actitud le desagrada, y se volvía mayor con el paso de los días— No ha pasado mucho desde mi divorcio con Loretta, por lo que aún puede anularse, así que deshágase de cualquier pensamiento innecesario ¿O es porque toma a la familia Hubbart a la ligera?

Joyce, se vio obligado a regresar del territorio este debido a su presencia indispensable en el evento de comerciantes. Planeaba dejar nuevamente la capital en busca de Loretta y no regresar hasta convencerla de que le diera otra oportunidad, por lo que la estúpida propuesta pronunciada sólo indica cómo el Marqués Duran lo menosprecia.

—Por supuesto que no —respondió sin vacilación— Al contrario, es debido a mi inmensa admiración hacia usted y su familia, es que me atrevo a proponer esto. Nada me causaría más orgullo que nuestras familias unieran lazos —puntualizó sin perder la sonrisa—. También entiendo lo reciente de su divorcio y de cómo eso traerá malos rumores para ambas familias afectando en su mayoría a mi hija, sin embargo —Hizo una pausa y cambió su expresión, volviéndose seria—, creo que es la mejor opción para usted. Bueno, como sabe los rumores no discriminan y digamos que los aquellos rondando ahora... —Ante una nueva pausa Harold se mostró avergonzado, como si lo que está apunto de decir fuera algo difícil de expresar— no han sido muy amables con su ex esposa —señaló mostrando su rostro de preocupación.

—¿Rumores? ¿De qué está hablando? —cuestionó Joyce ignorante de lo que en los últimos días se hablaba.

Con su rostro apenado el Marqués Duran recitó uno a uno los rumores que rondaban a Loretta. No únicamente los que circulaban en la alta esfera social sino también aquellos que eran llevados de boca en boca en tabernas y burdeles, los que hablaban de la intimidad de la noble pareja recién divorciada.

Conforme las palabras entraban por los oídos de Joyce, su atractivo rostro se fue convirtiendo en uno de terror. Dejó la capital un par de días ¿Qué diablos pasó en ese corto tiempo? ¿Cómo es que las cosas se tornaron así?

—Lamento ser el portador de las noticias —Una disculpa salió del hombre, sin embargo, no se sintió honesta porque para el banquero los negocios estaban antes todo—. Tal vez sea pesimista, pero no creo que con ese tipo de palabras rondando en boca de todos, el Emperador se retracte del divorcio —precisó el Marqués Duran—. Por eso ofrezco mi ayuda, pero claro, la decisión es suya. Aunque me gustaría tener una respuesta antes del día del evento anual de comerciantes.

Con esa sugerencia Harold se despidió de Joyce, sin recibir una palabra de cortesía. El Marqués Hubbart ni siquiera se percató de su retirada, no fue sino hasta cuando el eco de los rumores, en la voz de Harold, se callaron dentro de su complicada mente.

¿Por qué se divorció Loretta?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora