Capítulo 48 - Un hombre sin honor

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Henrick observó desde la última fila del lugar a Catherine, sentada junto a Dimitri. Su esposa se ha negado a verlo desde aquel día y no la culpaba, él mismo provocó su enojo al preferir callar que contarle la verdad y continuaría con la boca cerrada, se negaba a hablar. 

«Esta hermosa» pensó arrugando las cejas con tristeza, al verla en un hermoso vestido, atuendo que rara vez usa.

Al Duque no le importa la vestimenta de su preferencia, nunca lo ha hecho, para él, ella luce bien con cualquier atuendo.

Sus miradas coincidieron por un segundo, enseguida Catherine la evitó para decirle algo al Emperador, este pequeño detalle hizo que el corazón del pelirrojo se estremeciera de agobio.

¿Será que realmente perdió su oportunidad?

Se rehusó a creerlo, sin embargo, eso no evitó que doliera.

Convertirla en su esposa fue un gran reto, aunque siendo honesto, quien hizo el verdadero esfuerzo fue Catherine. La joven princesa se enfrentó a su padre, luego de librar una lucha por ganarse el corazón del coqueto Duque, quien se negó desde el principio.

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Henrick recibía cada mes un mensaje de su mejor amigo pidiéndo su regreso, no estaba convencido. A excepción de su madre, no había nada en el Imperio que lo retuviera, todo lo demás eran recuerdos dolorosos, incluso el ver a Desmond le causaba una cierta nostalgia y una inmensa culpabilidad, cómo si hubiera estado realmente involucrado en el envenenamiento de la Emperatriz.

[ Es tiempo de volver.]

Henrick leyó la última línea. Justo o no, esa es la vida que le tocó y ya sea doloroso o perturbador, tenía razón, era tiempo de volver, no porque lo quisiera, pero sí para apoyar a su amigo y juntos poner fin a lo que empezaron hace años. Acabar con Vrahos.

El Duque tomó sus pocas pertenencias y abandonó Riveron, dirigiéndose al coto de caza en la zona sur, propiedad de la Familia Imperial.

Avanzó hasta la entrada consciente de que Dimitri no estaría nada feliz de verlo, sin embargo ya le había confirmado a Desmond su asistencia por lo que no podía faltar a su palabra.

—La caza ha iniciado —informó un hombre de cabello castaño claro y bigote largo—. Puedo pedir a un sirviente que lo guíe hasta el lugar.

—No será necesario —respondió regresando a su caballo, no sin antes toparse con un hombre de cabello castaño oscuro y ojos marrones.

El hombre observó al Duque por un instante y apartó su vista inmediatamente. Henrick hizo lo mismo, sabiendo perfectamente quién era ese hombre, o mejor dicho para quién trabajaba.

«Si él está aquí, Desmond no estará feliz» pensó Henrick imaginando la cara distorsionada de su mejor amigo observando al hombre que le robo a la mujer que ama.

Montó su corcel negro y cabalgó en dirección al oeste.

Pasó la zona abierta topándose con algunos guardias quienes en un principio levantaron sus espadas, pero al reconocerlo volvieron a sus posiciones.

Ignorando las miradas curiosas continuó con su recorrido. Indagó entre los árboles, con la mirada alerta en caso de que algún caballero de la Legión Dorada lo confunda con un asesino o Dimitri lo reconozca, le apunte a la cabeza con una flecha y para luego fingir haberse confundido. Pudo pensarlo de broma, pero no quería tentar su suerte.

¿Por qué se divorció Loretta?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora