Capítulo 28: Un problema de realidad

2K 172 11
                                    

         Me encanta el agua, es tan refrescante que te hace olvidar dónde estás y cuál es tu presente. ¿Nunca te has imaginado en otro lugar o te sientes tan vivo que cantas cuando en cualquier otra situación no lo harías?

Podría decir que en ese pequeño momento nos sentimos libres. No es una sensación duradera pero sí de frescura, por eso cuando salimos una parte de nosotros se entristece.

Sales de la ducha y sientes tu mundo muy pesado, como si tuvieras una cadena metálica que te reteniera. Después te miras al espejo y te ves más vieja, tal vez con alguna arruga o mancha más.

Seguramente está todo en mi cabeza. — pienso.

A continuación te dices a ti misma, que puedes hacerlo, solo es un pequeño bache en el camino. Pronto te das cuenta que estás luchando contra ti misma, una pelea psicológica entre tu mente y tú.

Me coloco la toalla sobre mi cuerpo semimojado y respiro, eso es lo único que puedo hacer; mantener la calma. Cojo el pequeño peine que han comprado mis padres y me intento peinar un poco el pelo mojado, pero está tan enganchado que de la frustración tiro el peine al cristal. El peine rebota sobre éste y cae al suelo detrás de mí.

— Sabías que los mirones están castigados de muerte en muchos países.

— Parece que alguien se ha levantado con el pie izquierdo.— oigo una voz detrás mío.

No me giro ni tampoco le miro por el espejo, solamente me apoyo con fuerza sobre el lavabo mientras miro al suelo. No estoy para sus bromas.

— Creo que me he levantado con un tercer pie esta mañana.— le suelto con brusquedad. No debería ser tan desagradable con Pterseo, demasiado ha hecho su familia y él por nosotros; pero no me siento con ganas de sonreír.

— ¡Vaya qué novedad!

En otra situación le habría gritado o dicho algo, pero estaba cansada y él lo notaba. Así que inspiró y cambió la conversación.

— Mel, puedo decirte algo.

Me giro con desgana y le miro.

—Tú eres tu mayor enemigo. — dice dejándome unos segundos para reflexionar. ¿Qué quiere que le diga? No tengo tiempo para sus paradojas sin sentido; estoy cansada y solo quiero meterme en mi cama...en lo que queda de ella...y soñar que mi vida es mágica.

Tengo tantas cosas que pensar, en Pterseo y yo, en el guardia de seguridad, en mi poder, en el incendio; que no sé muy bien por dónde empezar.

-—¡Gracias! —le contesto después de un rato de silencio. — Gracias por acogernos, por ayudarnos y apoyarme.—

Me da un beso en la frente y dice: —Eres muy importante.—

— Tú también, Pterseo. — susurro, aunque no sé si me ha escuchado.

— Mel sabes que yo te apoyo y haría cualquier cosa para que sonrieras, pero... tienes que luchar contra tus propios miedos antes de poder seguir adelante.

—¿A qué te refieres?— le pregunto mirándole fijamente la nariz, ya que me había prometido que nunca más volvería a mirar a la gente a los ojos.

Pterseo se rasca la cabeza y me mira con tristeza. ¿Quiere romper conmigo? ¿De verdad me tiene miedo?

— Así que por fin has decidido alejarte de mí. — contesto con la garganta irritada, no me salen casi las palabras. —¿Por fin has aceptado que soy un monstruo y te doy miedo?—

— No es eso.

— Sí que lo es. ¡Todo se resume a eso!

Rápidamente Pterseo me coge de los brazos y me grita: —¡No, no lo es! Te quiero pero no puedo estar contigo. —

Eterno Poder © #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora