.:. CHAPTER THIRTEEN .:.
( UN PRIMER BESO ESPECIAL )La mañana de Hallowen Emma se despertó como era lo usual: gracias a los gritos de Hermione.
—¡DESPIERTA! ¡SE HACE TARDE!
—Nunca me imaginé que tendría un despertador personal —dijo Emma, soltando un bostezó y frotándose los ojos—. Primero que nada, buenos días.
—Buenos días —devolvió el saludo Hermione mientras le tiraba ropa limpia a Emma.
—¿Por qué la emoción?
—¡Te quedarás sola con Harry! —gritó Hermione con emoción—. ¿Lo entiendes? Es una gran oportunidad.
—No sé que te imaginas en esa cabeza, pero te aseguro que no pasará nada.
—Lo vi en mi ojo interior —dijo Hermione con burla, haciendo que Emma riera—. Vamos, hora de bañarse. No hay tiempo que perder.
Al cabo de un rato Emma salió completamente vestida y peinada. No se había puesto algo impresionante en realidad, se vistió como siempre. Llevaba una camiseta suelta de color blanco, unos pantalones de mezclilla y zapatos deportivos.
Hermione la agarró del brazo y la sacó de la habitación junto con ella hasta que llegaron al Gran Comedor.
—No entiendo muy bien tu emoción —dijo Emma frotándose la muñeca con una mueca de dolor.
—Ya verás —dijo Hermione cuando se sentaron junto a los chicos.
Después del desayuno Harry y Emma acompañaron a sus amigos hasta el vestíbulo, donde Filch, el conserje, de pie en el lado interior de la puerta, señalaba los nombres en una lista, examinando detenida y recelosamente cada rostro y asegurándose de que nadie salía sin permiso.
—¿Se quedan aquí, Potter y Williams? —gritó Malfoy, que estaba en la cola, junto a Crabbe y Goyle—. ¿No se atreven a cruzarse con los dementores?
Harry y Emma no le hicieron caso y volvieron por las escaleras de mármol y los pasillos vacíos, y llegaron a la torre de Gryffindor.
—¿Contraseña? —preguntó la señora gorda despertándose sobresaltada.
—«Fortuna maior» —contestó Harry con desgana.
El retrato les dejó paso y entró en la sala común. Estaba repleta de niños de primero y de segundo, todos hablando, y de unos cuantos alumnos mayores que obviamente habían visitado Hogsmeade tantas veces que ya no les interesaba.
—¡Harry! ¡Emma! ¡Hola, chicos! —Era Colin Creevey, un estudiante de segundo que sentía veneración por Harry y nunca perdía la oportunidad de hablar con él—. ¿No van a Hogsmeade? ¿Por qué no? ¡Eh! —Colin miró a sus amigos con interés—, ¡si quieren pueden venir a sentarse con nosotros!
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Emma y el Prisionero de Azkaban
FanfictionLa vida da muchas vueltas. Emma comprendió lo verdadera que era esa oración al cumplir trece años. El regreso al colegio llega más rápido de lo que ella esperaba. En el transcurso de su tercer año Emma conoce a unas criaturas horribles, además, pare...